Marcos 6, 7-13: Los verbos de evangelizar

Reflexión diaria del Evangelio por el P. Luis Zazano - En podcast av Misioneros Digitales Católicos

1) Llamó: En el camino a la vocación, sea cual fuere, es Dios quien te llama, incluso a la vida cristiana. Es una propuesta que viene de Dios, la cual sos libre de aceptar o no. Dios siempre te va a dar la libertad. Te convoca primeramente para estar cerca de Él, porque la misión surge después de un encuentro. La misión o esa acción concreta que Dios te propone en esta vida surge desde esa intimidad con él. Es por eso que en toda vocación hay un tiempo de conocimiento para discernir el camino de misión a seguir. En el sacerdocio, va a fogonearse en es el seminario, que para eso dura ocho años de entrenamiento; en el matrimonio el adentramiento va a ser el noviazgo y, en la vida consagrada está el tiempo de noviciado, de postulantado, para hacer ese caminito para darse cuenta si es o no lo de uno. Es por ello que el llamado de Dios tiene un tiempo y un momento en tu vida, el cual no podés dejar de lado. Al contrario, debes adentrarlo y vivirlo, profundizarlo, reflexionarlo, interiorizarlo, pensarlo bien. ¿Cuándo sentí que Dios me llamó a su equipo? 2) Envió: Es el segundo verbo que encontramos en este Evangelio. Sos enviado a algo concreto y es allí donde debes santificarte y sacarle todo el jugo en tu vida. Una de las tentaciones es andar deambulando de aquí para allá, picoteando de todos lados. ¡No! Dios te envía a dar la buena noticia y llenar de esperanza a cosas concretas, a esta comunidad o a esta familia o esta labor o a esta situación Si queremos hacer sonar bien el Evangelio, no podemos andar tocando la guitarra, la batería y la flauta, ¡no! Porque al final terminarás exhausto y hasta desilusionado, produciendo ruido más que sonido. Aprende a concentrarte en lo que debes cumplir y no seas un pulpo andante que anda en millones de cosas, pero en el fondo no anda con nada. 3) Da poder: El tercer verbo es “dar”. El poder viene después de haber profundizado en Jesús y después de ser enviado, pues si el poder llega antes, complica y rompe hasta la misión, porque el poder por poder, sin visión sobrenatural, sin presencia de Dios, puede llevarte a ser un ambicioso que te hace vivir de los demás, más que vivir para los demás. El poder que Dios da es para servir y aliviar, es para que esa persona tenga paz en su vida y logre un camino de felicidad. Por eso, no podemos enriquecernos materialmente a cuesta del dolor y sufrimiento de otros. Hoy vos salí a misionar, pero desde un encuentro con Cristo. Sin tener una interioridad con Él antes, no hay una misión, sino más bien una desviación. Algo bueno está por venir.

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