Palabras que edifican, pacifican, consuelan. Proverbios 15:1

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

510 – Pr 15:1 –Palabras que edifican, pacifican, consuelan. La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor.   ¿Qué palabras y tono de voz usamos cuando damos una respuesta, consejo, exhortación? La suave respuesta puede disipar una situación potencialmente tensa al quitar la ira de las personas. Ser una persona conciliadora, pacificadora en una situación de esas, requiere pensar antes de hablar, ejercer la paciencia, dominio propio y la bondad, que son virtudes que con frecuencia se alaban en Proverbios. Por el contrario, una palabra áspera, hiriente hace subir, en lugar de disipar, el furor. Las palabras también pueden alentar o deprimir a un individuo. Pueden dar vida, contribuir a la salud emocional de la persona, así como un árbol de vida es fuente de fortaleza y crecimiento. En cambio las palabras perversas pueden quebrantar el espíritu, o quitar, disminuir el ánimo. “Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina para los huesos.” (Pr 16:24).   Las palabras que edifican, pacifican, consuelan. “La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor.” (Pr 15:1). Una voz y palabras acaloradas casi siempre provocan una respuesta airada. Para aplacar la ira y buscar la paz, escoja palabras amables. “La lengua de los sabios adornará la sabiduría; mas la boca de los necios hablará sandeces.” (Pr 15:2). Efatiza los contrastes entre el conocimiento hecho más bueno, hermoso por los sabios, y la insensatez que fluye como una vertiente de la boca del necio o indiferente. “Los labios del justo apacientan a muchos, mas los necios mueren por falta de entendimiento. “ (Pr 10:21). “Los ojos de Jehová están en todo lugar, mirando a los malos y a los buenos.” (Pr 15:3). Hace énfasis en la doctrina de la omnipresencia y la omnisciencia de Dios. Él no es ciego ni sordo a la maldad que ocurre, ni tampoco ignora, es ciego, sordo a lo bueno que está ocurriendo. “Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él.” (2Cr 16:9). Jesucristo advierte “El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas. Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.“ (Mt 12:35-37).  “La lengua apacible es árbol de vida; mas la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu.” (Pr 15:4). Una lengua buena es sanadora para la conciencia herida, a la que consuela; para las almas enfermas de pecado, a las que da convicción de pecado; y para las partes en desacuerdo a las cuales reconcilia. “El necio menosprecia el consejo de su padre; mas el que guarda la corrección vendrá a ser prudente.” (Pr 15:5). Si se desprecia la instrucción, reprende a los hombres en vez de tolerar que vayan tranquilos por el camino a la destrucción. “En la casa del justo hay gran provisión; pero turbación en las ganancias del impío.” (Pr 15:6). En el hogar del justo, recto hay “mucha riqueza”, al hablar con verdad y haciendo la paz; en camnio los ingresos del impío, vienen del robo, el engaño, y representan una “calamidad”.  “La boca de los sabios esparce sabiduría; no así el corazón de los necios.” (Pr 15:7). La conversación de los sabios “siembra” verdad, paz, consuelo. Pero no es así en el corazón del necio. Usamos correctamente el conocimiento cuando lo difundimos; pero el corazón del necio nada que sea bueno tiene para difundir.  “El hombre se alegra con la respuesta de su boca; y la palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!” (Pr 15:23). La sabiduría se necesita para adaptar nuestro hablar de acuerdo a la ocasión. “El corazón del justo piensa para responder; mas la boca de los impíos derrama malas cosas.” (Pr 15:28). Es importante tener algo que decir, pero es también importante pensar antes lo que vamos a decir.