991 - Salmos. Confiando siempre en Dios. Sal 125:1
Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio
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991 – Sal 125:1 – Salmos. Confiando siempre en Dios. Los que confían en Jehová son como el monte de Sion, que no se mueve, sino que permanece para siempre. El énfasis en este Salmo 125 está en la protección de Dios, y en la responsabilidad de mantener la confianza en Dios. La ciudad de Jerusalén, rodeada por un cerco de colinas, es una imagen de la protección que Dios brinda a su pueblo. “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos.” (Is 26:3-4). 1. Expresión de confianza (Sal 125:1-3). “Los que confían en Jehová son como el monte de Sion, que no se mueve, sino que permanece para siempre.” (Sal 125:1). Aunque los peregrinos marchan hacia Sion, Jerusalén, su confianza no está en la ciudad ni en la religión sino en Dios mismo. El monte de Sion es un símbolo de seguridad. Para los creyentes, los aspectos de la creación de Dios sugieren su obra en la vida de su pueblo. Los que confían en Él son tan estables como el monte de Sion. “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión; teme a Jehová, y apártate del mal; porque será medicina a tu cuerpo, y refrigerio para tus huesos.” (Pr 3:5-8). “He aquí, aunque Él me matare, en Él esperaré;” (Job 13:15). “Encomienda a Jehová tu camino, y confía en Él; y Él hará.” (Sal 37:5). “Como Jerusalén tiene montes alrededor de ella, así Jehová está alrededor de su pueblo desde ahora y para siempre.” (Sal 125:2). El salmista sigue con los paralelos; ahora los otros montes sugieren la protección de Dios alrededor de su pueblo. Para hacer hincapié en esta seguridad, repite de nuevo que es para siempre. En el Salmo 121 los montes también sugerían la protección que Dios da a los suyos. “Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra.” (Sal 121:1-2). “Porque no reposará la vara de la impiedad sobre la heredad de los justos; no sea que extiendan los justos sus manos a la iniquidad.” (Sal 125:3). Indica que los impíos controlaban la ciudad. Pero tal dominación no será permanente. El salmista espera que venga pronto el juicio de Dios porque cuando los impíos dominan el gobierno, algunos de los justos son tentados y caen en los mismos actos malos. Aunque el salmista enfatiza la protección de Dios, hace claro que los piadosos pueden tener problemas. Jesucristo nos recuerda “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” (Jn 16:33). “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.” (1Co 10:13). 2. Oración y advertencia (Sal 125:4-5). “Haz bien, oh Jehová, a los buenos, y a los que son rectos en su corazón. Mas a los que se apartan tras sus perversidades, Jehová los llevará con los que hacen iniquidad; Paz sea sobre Israel.” El salmista pide la ayuda y bendición de Dios; que Dios recompense a los justos pero que juzgue a los que se apartan para hacer mal. Dios es soberano, pero el ser humano tiene que tomar la decisión moral de obedecer a Dios y seguir confiando en Él. El resultado de lo que el salmista pide será la paz sobre Israel, su pueblo. Si el creyente cae en apostasía, negando la fe, apartándose de Cristo le espera la condenación eterna. “Mas si el justo se apartare de su justicia y cometiere maldad, e hiciere conforme a todas las abominaciones que el impío hizo, ¿vivirá él? Ninguna de las justicias que hizo le serán tenidas en cuenta; por su rebelión con que prevaricó, y por el pecado que cometió, por ello morirá.” (Ez 18:24). ”cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?