985 - Salmos. Bendiciones por amar la palabra de Dios. Sal 119:165

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

985 – Sal 119:165 – Salmos. Bendiciones por amar la palabra de Dios. Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo. El Salmos 119 se une a los Salmos 1 y 19 en exaltar los beneficios de amar la palabra de Dios. El Salmos 119 usa ocho maneras de enseñarnos lo que hace la palabra de Dios por el creyente por lo cual debemos amarla. 1. Bendice (Sal 119:1-2). 2. Da vida, vivifica (Sal 119:25, 37, 40, 50, 88, 93). 3. Fortalece, tiene poder (Sal 119:28). 4. Liberta (Sal 119:45; Jn 8:32; Stg 1:25). 5. Consuela, da mucha paz (Sal 119:50, 76, 82, 92, 165). 6. Crea amigos, compañeros (Sal 119:63). 7. Imparte sabiduría (Sal 119:66, 97-104). 8. Dirige (Sal 119:133). El salmista en el Sal 119 es un ejemplo de amar la palabra de Dios. Desde antes de la salida del sol hasta después de su puesta, la palabra de Dios dominaba la vida del salmista: 1) Temprano en la mañana “Me anticipé al alba, y clamé; esperé en tu palabra.” (Sal 119:147). 2) Todo el día “¡Oh, cuánto amo yo tu ley! todo el día es ella mi meditación.” (Sal 119:97). 3) Siete veces al día “Siete veces al día te alabo a causa de tus justos juicios.” (Sal 119:164). 4) En las vigilias de la noche “Me acordé en la noche de tu nombre, oh Jehová, y guardé tu ley. Se anticiparon mis ojos a las vigilias de la noche, para meditar en tus mandatos.” (Sal 119:55; 148). 5) A medianoche “A medianoche me levanto para alabarte por tus justos juicios.” (Sal 119:62). Estrofa 20. Amor por la palabra de Dios. Redímeme, vivifícame con tu palabra (Sal 119:153-160) (réish, 200). El salmista imploró a Dios que lo librara porque no había olvidado su ley “Mira mi aflicción, y líbrame, Porque de tu ley no me he olvidado. Defiende mi causa, y redímeme; Vivifícame con tu palabra.” (Sal 119:153-154). Sabiendo que la salvación no está disponible para los impíos (Sal 119:155), el salmista aseguró que las misericordias divinas hacia él eran grandes (Sal 119:156). Además, se lamentó porque tenía muchos enemigos que no obedecían la palabra divina (Sal 119:157-158). En contraste, el salmista amaba la palabra de Dios, la cual es la verdad, y por ello, pidió que el Señor lo preservara de sus enemigos “Mira, oh Jehová, que amo tus mandamientos; Vivifícame conforme a tu misericordia. La suma de tu palabra es verdad, Y eterno es todo juicio de tu justicia.” (Sal 119:159-160). El que ama la palabra de Dios experimentará la bendición de la presencia de Dios en su vida “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.” (Jn 14:21). Estrofa 21. Regocijo por la palabra de Dios. Sigue amando su palabra (Sal 119:161-168) (shin, 300) Príncipes me han perseguido sin causa, Pero mi corazón tuvo temor de tus palabras. (Sal 119:161). El salmista afirmó que aunque los príncipes lo odiaban sin causa, se estremecía de asombro al observar la palabra de Dios (Sal 119:120). Se regocijaba por el gran valor de la ley, la amaba y repetidamente alababa al Omnipotente por ella “Siete veces al día te alabo A causa de tus justos juicios.” (Sal 119:164). Aquellos que, como él, aman la palabra del Señor y esperan su salvación, disfrutan de mucha paz (šhālôm “bienestar”, “Mucha paz tienen los que aman tu ley, Y no hay para ellos tropiezo.” (Sal 119:165). “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.” (Is 26:3). Confiemos en Dios y en su palabra “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” (Fil 4:7). Enseguida, el escritor dijo que guardaba los testimonios, la palabra de Dios, los estatutos de Dios, porque los amaba “Mi alma ha guardado tus testimonios, y los he amado en gran manera. He guardado tus mandamientos y tus testimonios, porque todos mis caminos están delante de ti.” (Sal 119:167-168). Estrofa 22. Liberación por la palabra de Dios. Trae alabanza y oración al Señor (Sal 119:169–176)