981 - Salmos. La palabra más valiosa que oro y plata. Sal 119:71-72
Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio
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981 – Sal 119:71-72 – Salmos. La palabra más valiosa que oro y plata. Bueno me es haber sido humillado, para que aprenda tus estatutos. Mejor me es la ley de tu boca que millares de oro y plata. En el Sal 119 cada una de las 22 estrofas tiene ocho versos; se mencionan ocho símbolos para la Palabra; ocho maneras de enseñarnos lo que hace la Biblia por el creyente; y el creyente tiene ocho responsabilidades con la Palabra de Dios. La palabra “ocho” en el hebreo literalmente significa “abundancia, más que suficiente”; es el número de nuevos comienzos. Es como si el salmista estuviera diciendo: “La Palabra de Dios es suficiente. Si tienes las Escrituras, eso es todo lo que necesitas para la vida y la piedad”. Veamos los ocho símbolos para describir la importancia de la palabra de Dios. S1. Agua para limpieza (Sal 119:9). Toda la estrofa (Sal 119:9-16) analiza la victoria sobre el pecado. Los jóvenes en particular necesitan aprender a guardar y a prestar atención a la Palabra para vencer la tentación. En la medida en que usted lee la Palabra y medita en ella, le limpia su ser interior, así como el agua limpia el cuerpo. (Ef 5:25-27; He 10:22). S2. Riqueza y tesoro (Sal 119:14, 72, 127, 162). Muchos no conocen la diferencia entre precios y valores. Su Biblia tal vez le costó muy poco, pero qué gran tesoro es. ¿Cómo se sentiría si la perdiera y no pudiera reponerla? S3. Una compañera y amiga (Sal 119:24). El escritor era un extraño (Sal 119:19), rechazado por los arrogantes (Sal 119:21) y por los príncipes (Sal 119:23), pero siempre tenía la Palabra como consejera. (Pr 6:20-22). S4. Una canción para cantar (Sal 119:54). ¡Imagínese haciendo un canto de los estatutos-leyes! La vida es un peregrinaje; somos “peregrinos en esta tierra”, no residentes. Los cantos del mundo no significan nada para nosotros, pero la Palabra de Dios es canción a nuestros corazones por lo tanto “Alabaré a Jehová en mi vida; cantaré salmos a mi Dios mientras viva” (Sal 146:2). S5. Miel (Sal 119:103). La dulzura de la Palabra es como miel al paladar. Es triste cuando los cristianos deben tener “miel de abejas” de este mundo para satisfacerse. (Sal 19:10; 34:8). S6. Lámpara (Sal 119:105,130). Este mundo es oscuro y la única luz confiable es la Palabra de Dios (2Pe 1:19-21). Nos guía de paso en paso, conforme andamos en obediencia. En 1Jn 1:5-10 se nos dice que andamos en la luz según obedecemos su Palabra. S7. Gran botín (Sal 119:162). Los soldados se enriquecían mediante los despojos que dejaban los enemigos derrotados. Las riquezas de la Palabra no vienen fácilmente; primero debe haber esa lucha espiritual contra Satanás y la carne. Pero vale la pena (Ef 6:10-17). S8. Herencia (Al 119:111). ¡Qué preciosa herencia es la Biblia! Y piense en quienes tuvieron que sufrir y morir para que podamos tener esta herencia. Sigamos revisando las estrofas 7-8-9 del Sal 119:49-72. G. Esperanza de la palabra de Dios (Sal 119:49-56) (záin, 7) Sal 119:49–56. Declarando su esperanza en la palabra (Sal 119:49), que renueva la vida (Sal 119:50) y censura a los soberbios (Sal 119:69, 78, 85) que se mofaban de la fe del salmista y odiaban la ley (Sal 119:51-53), el poeta cantó a los estatutos divinos, en los cuales meditaba de continuo (Sal 119: 54-56). Confiemos en la palabra viva y eficaz, “Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.” (Ro 15:13). Vivamos siempre en santidad “aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo,” (Tito 2:13). H. Dios mi porción y esperanza. (Sal 119:57-64) (jet, 8). “Mi porción es Jehová; He dicho que guardaré tus palabras. Tu presencia supliqué de todo corazón; ten misericordia de mí según tu palabra.” (v. 57-58). Debido a que Dios era la porción del salmista, suplicó a Dios que tuviera misericordia de él “Jehová es la porción de mi herencia y de mi copa; Tú sustentas mi suerte.” (Sal 16:5).