968 - Salmos. Un corazón confiado en Dios hará proezas. Sal 108:13
Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio
Kategorier:
968 – Sal 108:13 – Salmos. Un corazón confiado en Dios hará proezas. En Dios haremos proezas, y Él hollará a nuestros enemigos. Este Salmo es la combinación de los Sal 57 y 60. Aquellos dos Salmos, según sus títulos, reflejan dos crisis de David: en el Salmo 57 David fue perseguido y en el 60 fue derrotado, aunque los dos terminan con notas de confianza y victoria. El que unió las dos partes para formar este Salmo 108 probablemente vivió mucho más tarde, pero la poesía viene de David. Exalta la victoria dada por Dios en cada situación. I. El corazón necesita tener paz. “Mi corazón está confiando en ti, oh Dios; ¡con razón puedo cantar tus alabanzas con toda el alma!”(Sal 108:1). Necesitamos estar en paz con Dios para poder tener la paz de Dios. “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Ro 5:1). Solo entonces nuestro corazón tendrá paz y estará confiado, seguro, firme para alabar, exaltar a Dios. “Porque en ti ha confiado mi alma, y en la sombra de tus alas me ampararé hasta que pasen los quebrantos.” (Sal 57:1b). “porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.” (Ro 14:17). II. Solamente Dios puede dar paz de manera apropiada. “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.” (Jn 14:27). El resultado final de la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas es una paz profunda y duradera. A diferencia de la paz del mundo, cuya definición suele ser ausencia de conflicto, esta paz es una confiada seguridad en cualquier circunstancia; con la paz de Cristo, no tenemos por qué temer al presente ni al futuro. Si su vida está cargada de estrés, preocupación permita que el Espíritu Santo lo llene de la paz de Cristo y “Por nada estéis afanosos, [estresados, preocupados] sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”(Fil 4:6-7). “En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado.” (Sal 4:8). III. Las características de un corazón lleno de la paz de Dios. Estas características son: C1. UN CORAZÓN CONFIADO. “Mi corazón está dispuesto, confiado: oh Dios.” (Sal 108:1a). “El amado de Jehová habitará confiado cerca de Él; lo cubrirá siempre, y entre sus hombros morará. El eterno Dios es tu refugio, y acá abajo los brazos eternos” (Dt 33:12, 27). C2. UN CORAZÓN DICHOSO. “Cantaré, y tocaré salmos.” (Sal 108:1b). Un corazón lleno de la paz de Dios es dichoso, alegre, muy feliz por andar en santidad, libre de pecado, y saber que será recompensado por la eternidad. “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.” (Mt 5:8). “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.” (He 12:14). C3. CORAZONES DESPIERTOS. “Despertaré al alba.” (Sal 108:2). El corazón lleno de la paz de Dios al abrir los ojos en la mañana alaba, canta, agradece al hacedor de la paz, Jehová Shalom, Dios de paz, Príncipe de paz (Is 9:6). C4. UN CORAZÓN SIN TEMOR. “Te alabaré en medio de los pueblos.” (Sal 108:3). Dios es amor (1Jn 4:8), y su amor ha sido derramado en el corazón lleno con su paz, “y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.” (Ro 5:5). “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.” (1Jn 4:18). “Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” Y en agradecimiento a Dios te animo “que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.