956 - Salmos. Adorad a Dios en la hermosura de la santidad. Sal 96:1-2

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

956 – Sal 96:1-2 – Salmos. Adorad a Dios en la hermosura de la santidad Cantad a Jehová cántico nuevo; cantad a Jehová, toda la tierra. Cantad a Jehová, bendecid su nombre; anunciad de día en día su salvación. El Salmo 96 es un himno a Dios, el rey del universo, que incluye el llamado a la adoración y las razones por qué debemos adorar a Dios. También es uno de los salmos de la realeza de Jehová (Sal 47, 93, 96, 97, 98 y 99). Este Salmo deja claro que el futuro pertenece a Dios, no a los ídolos. Este salmo se incluye en la jubilosa alabanza que el rey David ofreció cuando trajo el arca del pacto a Jerusalén (1Cr 16:23-33). 1. La invitación a adorar (Sal 96:1-3). Cantad a Jehová cántico nuevo; cantad a Jehová, toda la tierra. Cantad a Jehová, bendecid su nombre; anunciad de día en día su salvación. ¡Cantad! se repite tres veces en las primeras tres líneas. El salmista nos invita a cantar alabanzas a Dios con un cántico nuevo. La adoración verdadera a Dios no es aburrida, más bien estimula la creatividad que es parte de la imagen de Dios en el hombre. “Proclamad entre las naciones su gloria, en todos los pueblos sus maravillas.” (Sal 96:3). El salmista enfatiza la gloria de Dios y sus hechos maravillosos; nosotros hemos de hacer lo mismo. “Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor.” (Sal 95:6). “Y otra vez: Alabad al Señor todos los gentiles, y magnificadle todos los pueblos.” (Ro 15:11). 2. La grandeza de Dios (Sal 96:4-6). “Porque grande es Jehová, y digno de suprema alabanza; Temible sobre todos los dioses.” (Sal 96:4). Grande es Jehová, y así merece toda nuestra alabanza. El problema de muchos cristianos es que su concepto de Dios es demasiado pequeño. Una manera de aumentar nuestra fe en Dios es contemplar su grandeza como se explica en la Biblia. “Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos.” (1Cr 29:11). “que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.” (Ap 5:12). 3. La motivación principal para la misión (Sal 96:7-9). “Tributad a Jehová, oh familias de los pueblos, dad a Jehová la gloria y el poder.” (Sal 96:7). Aquí tenemos la motivación principal para la obra misionera: que todas las familias y todos los pueblos adoren al Dios verdadero. Debemos ir a la iglesia más para dar (dar gloria a Dios) que para recibir. Este es el principio básico de la oración verdadera. Traed… y venid (Sal 96:8) son los dos actos más concretos con los que honramos a Dios; ofrendamos para ayudar a otros, y vamos al santuario a adorar juntos. “Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad; temed delante de Él, toda la tierra”. (Sal 96:9). “Tributad a Jehová, oh hijos de los poderosos, dad a Jehová la gloria y el poder. Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; adorad a Jehová en la hermosura de la santidad.” (Sal 29:1-2). 4. Dios reina y viene a juzgar (Sal 96:10-13). “Decid entre las naciones: Jehová reina. También afirmó el mundo, no será Conmovido; Juzgará a los pueblos en justicia.” (Sal 96:10). Aquí tenemos la clave del Salmo: ¡Jehová reina! Solamente cuando Dios reina, puede ser adorado. Hay que decirlo a las personas y hay que decirlo a todas las naciones. Aquí se conjuga el señorío de Dios, el anuncio del reino de Dios y su venida para rectificar a los malos e instituir su reino de justicia. “Alégrense los cielos, y gócese la tierra; brame el mar y su plenitud.” (Sal 96:11). En estos versos los elementos de la creación, cielos, tierra, mar, etc., son personificados y también adoran a Dios. La alabanza a Dios es compartida por la creación y la afecta. “Delante de Jehová que vino; porque vino a juzgar la tierra. Juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con su verdad.” (Sal 96:13).