953 - Salmos. Dios reina eternamente. Sal 93:1-2
Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio
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953 – Sal 93:1-2 – Salmos. Dios reina eternamente. Jehová reina; se vistió de magnificencia; Jehová se vistió, se ciñó de poder. Afirmó también el mundo, y no se moverá. Firme es tu trono desde entonces; Tú eres eternamente. Los salmos 93 – 100 celebran la soberana realeza de Dios sobre el mundo. El Sal 93:1-5 glorifica el reino eterno y universo de Dios que es sustentado mediante su Hijo (Col 1:17). Nada es más poderoso que el Señor; nada es más firme que su reino, nada es más seguro que su revelación. La clave del eterno Reino de Dios es su santidad. La gloria de Dios no solo se manifiesta en su fortaleza, sino también en su carácter moral perfecto. Dios nunca hará algo que no sea moralmente perfecto. Esto nos da la seguridad de que podemos confiar en Él, a la vez que coloca una demanda en nosotros. Nuestro deseo de ser santos (dedicados a Dios y moralmente limpios) es la única respuesta apropiada que podemos dar. La idea que inspira este poema real es que después que las demás cosas son barridas por las muchas aguas de la adversidad, las naciones hostiles, los poderes del mal, Jehová permanece firme, lo mismo que sus testimonios. 1. La magnificencia del Rey creador (Sal 93:1-2). Jehová reina; se vistió de magnificencia; Jehová se vistió, se ciñó de poder. Afirmó también el mundo, y no se moverá. Firme es tu trono desde entonces; Tú eres eternamente. El salmista presenta dos desafíos: D1) hemos de proclamar que Jehová reina, y D2) debemos contemplar su magnificencia, grandeza, esplendor. Cuando adoramos, celebramos la majestad de Dios que es rey del universo. Este Dios creó todo, afirmó el mundo, de modo que podemos confiar en Él. No hemos de temer ni a los poderes malignos, pues Dios ha vencido y reina. Si el salmista del AT pudo cantar esta verdad, cuánto más nosotros que también disfrutamos la victoria de Cristo (Col 2:15; He 2:14-15). Firme es tu trono desde entonces, enfatiza que no llega a ser rey ahora; ha sido rey desde la antigüedad. Qué base de confianza, firmeza, poder y eternidad de un Dios personal, rey eterno. Debemos predicar las buenas nuevas de salvación, el evangelio de Jesucristo, y anunciar Jehová reina. “¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: ¡Tu Dios reina!” (Is 52:7). La buena nueva tiene que ver con el reino milenial, durante la cual Cristo ejercerá un mando personal sobre todo su reino desde Sion, Jerusalén. “La luna se avergonzará, y el sol se confundirá, cuando Jehová de los ejércitos reine en el monte de Sion y en Jerusalén, y delante de sus ancianos sea glorioso.” (Is 24:23) 2. La creación magnifica al Rey (Sal 93:3-4) Alzaron los ríos, oh Jehová, los ríos alzaron su sonido; alzaron los ríos sus ondas. Jehová en las alturas es más poderoso que el estruendo de las muchas aguas, mas que las recias ondas del mar. El salmista refiere a las imágenes de poderosas ondas sonoras de los ríos que dan un vigor impactante a la poesía. El contexto debe ser un lugar montañoso con ríos tumultuosos: una escena que hace recordar el poder creador de Dios. El mar con todo su poder no es nada en comparación con el poder de Dios. El salmista también puede tener en mente la victoria de Dios sobre el caos y sobre todos los poderes malignos. Entonces cantaremos y alabaremos a Dios juntos con la naturaleza. “Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los collados levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso.” (Is 55:12). 3. La palabra y la santidad del Rey (Sal 93:5) “Tus testimonios son muy firmes; la santidad conviene a tu casa, Oh Jehová, por los siglos y para siempre. Tus testimonios.” Pensar en la firmeza de la creación hace que el salmista piense en la revelación de Dios, que también está firme. Las Escrituras descansan sobre la integridad de Dios.