951 - Salmos. Promesas por amar a Dios. Sal 91:1-2

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

951 – Sal 91:1-2 – Salmos. Promesas por amar a Dios. El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré. Este salmo describe la continua protección soberana de Dios sobre su pueblo frente a los siempre presentes peligros y terrores que rodean a la humanidad como plagas, pestes, guerras, y ataques espirituales del enemigo de nuestra alma. Dios enviará a sus ángeles ministradores y servidores de los creyentes (He 1:14) para que ayuden y protejan al pueblo de Dios (Sal 91:11). 1. Dios es mi refugio (Sal 91:1-2) El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré. Estos dos versículos enfatizan la comunión íntima con Dios. Los pronombres personales, mío, mío, mi Dios, indican que el salmista gozaba de una profunda comunión personal con el Señor. Usa cuatro nombres de Dios: Altísimo (elyon), Todopoderoso (shadai), Jehová (yahveh) y Dios (elohim). Los verbos, habita y morará, nos hablan de alguien que continúa en una comunión íntima con el Señor; es lo que dice Jesús: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.” (Jn 15:5). El que permanece en Jesucristo puede contar con las promesas de este Salmo 91, puede tomarlas como suyas. 2. Protección segura (Sal 91:3-8) “El te librará del lazo del cazador, de la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y adarga es su verdad. No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya.”(Sal 91:3-7). El salmista se dirige a una persona, explicando la protección que Dios da. De su experiencia y fe personal puede ayudar a su amigo. Podemos comunicar a otros nuestro testimonio, fe y como Dios nos protege. Los versos del Sal 91:3-7 indican por qué hace falta refugio y protección; habla de trampas, plagas y peligro de muerte. Temor de espanto nocturno podría referirse a ataques de poderes espirituales malignos. “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.”(Ef 6:11). Dios es poderoso para proteger a los suyos contra cualquier peligro; a la vez actúa con ternura. La figura tierna de protección bajo sus alas se encuentra también en Sal 17:8; 36:7; 57:1; 61:4 y 63:7. 3. Protección personal (Sal 91: 9-13). “Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, Al Altísimo por tu habitación, no te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada. Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos.” (Sal 91:9-11). Cuando confiamos plenamente en Dios como nuestra esperanza y refugio, seremos guardados y cuidados personalmente por Dios como un padre cuidad de sus hijos. Dios envía ángeles ministradores para cuidar a sus hijos (He 1:14). La guardia de un ejército o de la policía puede fallar o ser engañada, pero ¿quién puede engañar a los ángeles que Dios envía para guardarnos? Satanás citó el Sal 91:11-12 a Jesús para tentarlo. “Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.’ (Mt 4:7) 4. Promesas de los frutos por amar a Dios (Sal 91:14-16). “Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también…” (Sal 91:14a). Dios promete: P1. Lo libraré. La primicia de un corazón rendido es la salvación, libertad de la culpa y del poder del pecado (He 2:14-15). P2. Le exaltaré. “Le pondré en alto” (Sal 91:14b). Después de la salvación viene la exaltación: o más bien, ser salvado es ser exaltado. Sacado del hoyo horrible. Si he sido crucificado con Cristo hemos sido también resucitados juntamente con Él (Ro 6:8). P3. Le responderé. (Sal 91:15a). ¡Qué promesa más inspiradora! Sean presentadas vuestras peticiones delante de Dios (Fil 4:6).