947 - Salmos. El privilegio de morar en Sion. Sal 87:1-2
Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio
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947 – Sal 87:1-2 – Salmos. El privilegio de morar en Sion. Su cimiento está en el monte santo. Ama Jehová las puertas de Sion más que todas las moradas de Jacob. Este salmo mira hacia la futura ciudad santa de Dios descrita en Ap 21:10-27, el monte de Sión, la Jerusalén celestial. El honor de vivir allí se garantiza a todos los que sus nombres aparecen registrados en el libro de la vida del Cordero (Ap 21:27). Es la gracia de Dios la que crea y sostiene esta maravillosa comunidad. ¿Cómo puede alguien rechazar el ofrecimiento a ser parte de esta celebración? No es una ciudad terrenal, temporal “sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos” (He 12:22-23). 1. Sión, ciudad de Dios (Sal 87:1-3). “Su cimiento está en el monte santo. Ama Jehová las puertas de Sion más que todas las moradas de Jacob.” (Sal 87:1-2). Dios fundamentó a Sion, por eso es santa. La escogió por la misma razón que había escogido a Abraham y a Israel: por su amor (Dt 7:6-8). Salomón reconoció que el templo no puede contener al Dios que llena el universo; sin embargo, Dios actúa en la historia, entonces usa lugares y tiempos específicos para cumplir su propósito. “Cosas gloriosas se han dicho de ti, ciudad de Dios.” (Sal 87:3). Las cosas gloriosas son las proezas que Dios ha hecho, y aun más, las promesas y profecías para el futuro. El Salmo contiene varios ecos de pasajes en Isaías que hablan del futuro glorioso de Jerusalén en Is 2:2-4 Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra. 2. Sion, el deseo de todas las naciones (Sal 87:4-6). “Yo me acordaré de Rahab y de Babilonia entre los que me conocen; He aquí Filistea y Tiro, con Etiopía; este nació allá.” (Sal 87:4). La idea de “inscribirse” o que “han nacido en ella” es que serán ciudadanos de la ciudad de Dios. Rahab era un monstruo de la antigua mitología pagana y simbolizaba a Egipto en el AT (Sal 89:10; Is 30:7; 51:9). Dos de las superpotencias del mundo antiguo, feroces enemigos de Israel, adorarán un día a Jehová en Sión durante el milenio y la eternidad. “En aquel tiempo habrá una calzada de Egipto a Asiria, y asirios entrarán en Egipto, y egipcios en Asiria; y los egipcios servirán con los asirios a Jehová. En aquel tiempo Israel será tercero con Egipto y con Asiria para bendición en medio de la tierra; porque Jehová de los ejércitos los bendecirá diciendo: Bendito el pueblo mío Egipto, y el asirio obra de mis manos, e Israel mi heredad.”(Is 19:23-25). Filistea, Tiro y Etiopía. Otras tres naciones gentiles, antiguos enemigos de Israel, cuyos descendientes adorarán al Señor en Jerusalén (Is 14:28-32; 18:1-7). Esta adoración multinacional es descrita como motivo de gran gozo para el Señor. Este nació allá. Significa que haber nacido en Jerusalén será considerado como un honor especial en el reino mesiánico “Y vendrán muchos pueblos y fuertes naciones a buscar a Jehová de los ejércitos en Jerusalén, y a implorar el favor de Jehová.” (Zc 8:20-23). “Y de Sion se dirá: Este y aquél han nacido en ella, y el Altísimo mismo la establecerá. Jehová contará al inscribir a los pueblos: este nació allí.” (Sal 87:5-6). La Sion celestial es donde la Iglesia de los primogénitos está inscrita en los cielos.