938 - Salmos. Enseñando a las generaciones la gracia de Dios. Sal 78:1-3.

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

938 – Sal 78:1-3 – Salmos. Enseñando a las generaciones la gracia de Dios. Escucha, pueblo mío, mi ley; inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca. Abriré mi boca en proverbios; hablaré cosas escondidas desde tiempos antiguos, las cuales hemos oído y entendido; que nuestros padres nos las contaron. Este Salmo nos ayuda a pensar de nuevo en todo lo que Dios ha hecho en nuestra iglesia, en nuestra familia y en nuestra vida. Nos ayuda a examinar nuestras actitudes, qué cosas nos hicieron apartarnos de Dios o acercarnos más a Él. Siempre se destaca la paciencia y la misericordia de Dios y esto nos aumenta la fe. Nosotros también hemos de aprender de la historia de Israel y de nuestra propia historia. Este Salmo es el más largo de los históricos. Los Salmos 105, 106, 107 y 136 también relatan los grandes hechos de Dios en la historia de Israel. El salmista empieza con lenguaje común en escritos sapienciales, quiere resaltar la importancia de enseñar la palabra de Dios de generación en generación; y lo hace considerando las desobediencias del pueblo y recordando las grandes maravillas que Dios ha hecho. 1. Aprendamos de la historia (Sal 78:1-11). “No las encubriremos a sus hijos, contando a la generación venidera las alabanzas de Jehová, y su potencia, y las maravillas que hizo. El estableció testimonio en Jacob, y puso ley en Israel, la cual mandó a nuestros padres que la notificasen a sus hijos; para que lo sepa la generación venidera, y los hijos que nacerán; y los que se levantarán lo cuenten a sus hijos, a fin de que pongan en Dios su confianza, y no se olviden de las obras de Dios; que guarden sus mandamientos” (Sal 78:4-7). Como hace Deuteronomio, el salmista inicia los primeros once versos enfatizando la gran necesidad de que cada generación enseñe a sus hijos lo que Dios ha hecho en su propia historia y lo que Dios quiere de cada uno. Es una responsabilidad que Dios encargó a cada uno. Los padres debemos enseñar para que nuestros hijos confíen en Dios, para que no olviden sus obras, para que guarden sus mandamientos y para que no caigan en los errores de sus padres. “Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.” (Dt 6:5-9). 2. Actos misericordiosos de Dios (Sal 78:12-16). “Dividió el mar y los hizo pasar; detuvo las aguas como en un montón. Les guió de día con nube, y toda la noche con resplandor de fuego.” (Sal 78:13-14). El salmista recuenta los grandes milagros que hizo Dios a favor de su pueblo en el éxodo y en el peregrinaje en el desierto durante 40 años. La fe bíblica es una fe arraigada en hechos históricos, hechos de la acción de Dios en eventos históricos específicos. “Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven.” (Ro 14:9) 3. Rebelión (Sal 78:17-20). El Sal 78:12-16 contiene diez líneas que presentan las maravillosas y misericordiosas obras que Dios hizo a favor de Israel; en contraste, El Sal 78:17-20 presenta diez demostraciones del espíritu de rebelión en el pueblo. El énfasis está en la persistencia de la actitud de rebelión, a pesar de todo lo que Dios hacía. Probaron, tentaron, hablaron contra Dios. Entristecieron a Dios “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.” (Ef 4:30). “cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia” (Col 3:6).