934 - Salmos. Oración por el pueblo de Dios. Sal 74:1-2

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

934 – Sal 74:1-2 – Salmos. Oración por el pueblo de Dios. ¿Por qué, oh Dios, nos has desechado para siempre? ¿Por qué se ha encendido tu furor contra las ovejas de tu prado? Acuérdate de tu congregación, la que adquiriste desde tiempos antiguos, la que redimiste para hacerla la tribu de tu herencia; este monte de Sion, donde has habitado. Las súplicas de la comunidad son oraciones que nacen de la angustia de una situación desesperante y claman por socorro. Este salmo tiene como trasfondo la destrucción del templo a manos de Nabucodonosor en 586 a.C., Asaf habría estado ya muerto para entonces. Así, este título puede significar que este salmo fue escrito o cantado por un coro de discípulos de Asaf posteriormente. 1. Clamor por socorro (Sal 74:1-3). El pueblo pregunta por qué, pues no sólo les preocupa la destrucción del templo, sino que temen que Dios les haya abandonado. A menudo nosotros también estamos en situaciones que no entendemos. Podemos ser francos con Dios y preguntarle: ¿Por qué? La referencia a las ovejas de tu prado (Sal 74:1) La frase indica que el pueblo, aun en esta situación, reconoce que pertenece a Dios; será la fuente de la esperanza que se expresa más adelante. Tu congregación (Sal 74:2) reconoce que sufren como comunidad. Y es una comunidad de Dios. El la “adquirió” hace mucho. “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”(1Pe 2:9). El Salmo es un desafío a que clamemos a Dios cuando como comunidad, el cuerpo de Cristo, estamos sufriendo los daños del adversario. “las puertas del Hades no prevalecerán contra ella [la iglesia].” (Mt 16:18). “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.”(Ef 6:12). 2. El santuario destruido (Sal 74:4-8). “Tus enemigos vociferan en medio de tus asambleas; han puesto sus divisas por señales.” (Sal 74:4). Cuando el pueblo de Dios está en dificultades los enemigos, especialmente el enemigo principal, el diablo, se burla y trata de imponer sus actividades contra el pueblo de Dios. “Han puesto a fuego tu santuario, han profanado el tabernáculo de tu nombre, echándolo a tierra.”(Sal 74:7). El diablo y los enemigos de Dios buscan hacer estragos contra de la obra de Dios. Lo primero que tratan de hacer es eliminar la adoración y quitar el testimonio de su pueblo. Así deshonran el nombre de Dios. Usan muchas artimañas para hacerlo, empezando con los chismes y los roces entre hermanos. El creyente si desobedece a Dios y vuelve al pecado lo lleva a destruir el templo de Dios ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.”(1Co 3:16-17). “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.”(Ef 4:30). 3. Los enemigos blasfeman (Sal 74:9-11). Contra los ataques del enemigo al pueblo de Dios debemos: 1). Clamar a Dios como un pueblo, todo el pueblo de Dios unido “orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos” (Ef 6:18). 2). No perder la esperanza. Desde nuestra perspectiva, Dios parece que a veces es muy lento para intervenir a nuestro favor. Pero lo que puede parecernos lento es el tiempo adecuado desde la perspectiva de Dios. “Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su gloria; porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él.” (Is 59:19). 4. Maravillas que Dios hizo antes (Sal 74:12-17). “Pero Dios es mi rey desde tiempo antiguo; El que obra salvación en medio de la tierra.”(Sal 74:12).