931 - Salmos. Oración de un anciano. Sal 71:1-2
Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio
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931 – Sal 71:1-2 – Salmos. Oración de un anciano. En ti, oh Jehová, me he refugiado; no sea yo avergonzado jamás. Socórreme y líbrame en tu justicia; inclina tu oído y sálvame. No sabemos quién escribió este Salmo ni cuándo, pero sabemos que era un anciano que había experimentado la comunión con Dios y su fidelidad durante muchos años. Algunos piensan que el autor fue Jeremías, otros piensan que fue alguien del tiempo posexílico. Lo cierto es que el Salmo es relevante en todas las épocas. El salmista expresa a Dios las preocupaciones de la ancianidad. En un tiempo en su vida cuando cree que debería estar exento de ciertas aflicciones, se ve otra vez atacado personalmente. Aunque sus enemigos concluyen que Dios lo ha abandonado, el salmista tiene la confianza de que Dios permanecerá fiel. “De generación en generación haré notoria tu fidelidad con mi boca.” (Sal 89:1b) 1. Clamor por protección y liberación (Sal 71:1-3). En ti, oh Jehová, me he refugiado; no sea yo avergonzado jamás. Socórreme y líbrame en tu justicia; inclina tu oído y sálvame. Sé para mí una roca de refugio, adonde recurra yo continuamente. Tú has dado mandamiento para salvarme, Porque tú eres mi roca y mi fortaleza. El salmista destaca la fidelidad de Dios a través de toda su vida. Por su larga experiencia con Dios, desde su juventud, sabe que puede recurrir a ÉL continuamente. Al clamar a Dios en oración, la fe del salmista va creciendo. Al principio pide que Dios sea su fortaleza; pero al pensar en lo que Dios ha hecho continuamente, sabe que ya es su fortaleza y que ha mandado su liberación. ¿A quién ha mandado? “El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende.” (Sal 34:7). 2. Dios ha sido fiel (Sal 71:4-6). “Porque tú, oh Señor Jehová, eres mi esperanza, Seguridad mía desde mi juventud.”(Sal 71:5). ¡Qué riqueza, la experiencia con Dios durante muchos años! La respuesta del salmista es sencilla: Dios siempre ha sido fiel, entonces “De ti será siempre mi alabanza.” (Sal 71:6). Tú eres mi roca y mi fortaleza (Sal 71:3). 3. Queja y petición (Sal 71:7-13). El salmista explica la oposición de los enemigos; ellos se aprovechan de su vejez y su debilidad. Están sorprendidos de cuánto ha aguantado él. La fe del salmista es evidente; aun en medio de su queja y petición, sólo hablar del asombro de los enemigos hace volver su mente a lo que Dios ha hecho; entonces empieza a alabarle de nuevo “Sea llena mi boca de tu alabanza, De tu gloria todo el día.” (Sal 71:8). A través de la vida, y también en la vejez, el que camina con Dios siempre tendrá nuevas experiencias que requieren nuevas entregas, que dirigen a nuevos actos de confianza, el salmista sabe que Dios no lo abandona; siempre lo ha rescatado; está seguro de que lo hará ahora. “Mas Jehová está conmigo como poderoso gigante; por tanto, los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada.” (Jer 20:11)