918 - Salmos. Dios el juez justo de la tierra. Sal 58:1-2

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

918 – Sal 58:1-2 – Salmos. Dios el juez justo de la tierra. Oh congregación, ¿pronunciáis en verdad justicia? ¿Juzgáis rectamente, hijos de los hombres? Antes en el corazón maquináis iniquidades; hacéis pesar la violencia de vuestras manos en la tierra. Este es uno de los salmos llamados "imprecatorios" (maldicientes), que clama a Dios para que se haga cargo de los enemigos. Es una súplica tan intensa por justicia que parece, a primera vista, un llamado de venganza. Con lenguaje fuerte y verbos imperativos el salmista pide la intervención de Dios. Otros Salmos similares con imprecaciones pidiendo justicia de Dios son el Sal 6, 7, 26, 28, 35, 38, 51, 54, 55, 56, 59, 69, 79, 83, 109, 137, y 139. Este salmo de terminología tan enérgica constituye un llamado contra la corrupción de los jueces, magistrados, y en favor de la limpieza del sistema judicial. Como lamento contra la tiranía, la primera parte del salmo expone una serie de acusaciones contra dirigentes y jueces malvados; y la segunda mitad es una oración imprecatoria pidiendo que sean destruidos. Al final, el salmista está seguro de que Dios actuará con una justicia indiscutible. El Salmo pide juicio sobre los magistrados injustos. Sin embargo, algunos interpretan magistrados, jueces como dioses. En tal caso el salmista pide juicio sobre los seres espirituales que rigen sobre la tierra. Otros indican que el salmista tiene en mente líderes humanos. La Biblia enseña que detrás de gobernadores humanos puede haber poderes espirituales. En Is 24:21 el profeta pronuncia juicio contra los dos: Acontecerá en aquel día que Jehová castigará en lo alto al ejército de lo alto, y en la tierra a los reyes de la tierra. 1. Acusación a los magistrados (Sal 58:1-2). Oh congregación, ¿pronunciáis en verdad justicia? ¿Juzgáis rectamente, hijos de los hombres? Antes en el corazón maquináis iniquidades; hacéis pesar la violencia de vuestras manos en la tierra. El salmista toma en serio que Dios quiere la justicia, y tiene el valor de cuestionar las acciones de los gobernantes. Estos líderes injustos usan el corazón y las manos para hacer mal. El corazón descarriado produce obras de iniquidad y culmina en actos de violencia con sus manos. Jesucristo volverá para reinar y demostrar la verdadera justicia y paz junto con la iglesia durante mil años. “He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio. Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa.” (Is 32:1-2). ¿Cuántos esperan al juez justo? 2. Descripción de los líderes impíos (Sal 58:3-5). “Se apartaron los impíos desde la matriz; Se descarriaron hablando mentira desde que nacieron. Veneno tienen como veneno de serpiente; son como el áspid sordo que cierra su oído” (Sal 58:3-4). Todo ser humano se ha descarriado (Is 53:6) pero los justos lo reconocen y vuelven a Dios. Los impíos se caracterizan por la mentira y veneno, “en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.” (2Co 4:4). 3. Clamor por justicia (Sal 58:6-9). “Oh Dios, quiebra sus dientes en sus bocas; quiebra, oh Jehová, las muelas de los leoncillos. Sean disipados como aguas que corren; cuando disparen sus saetas, sean hechas pedazos.” (Sal 58:6-7). Se pide a Dios un juicio duro, pide que desaparezcan estos gobernadores, magistrados y que sus acciones queden sin efecto. Aunque el cristiano no debe pedir mal sobre sus enemigos (Mt 5:44), ciertamente puede pedir que Dios juzgue a tales gobernadores antes que hagan más daño y que ponga líderes justos. “Hay generación cuyos dientes son espadas, y sus muelas cuchillos, para devorar a los pobres de la tierra, y a los menesterosos de entre los hombres.” (Pr 30:14). 4. El juicio de Dios (Sal 58:10-11).