917 - Salmos. La gloria de Dios sobre toda la tierra. Sal 57:10-11
Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio
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917 – Sal 57:10-11 – Salmos. La gloria de Dios sobre toda la tierra. Porque grande es hasta los cielos tu misericordia, y hasta las nubes tu verdad. Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios; sobre toda la tierra sea tu gloria. La fe firme de David en Dios contrastaba fuertemente con las mentiras y los alardes escandalosos de sus enemigos. Cuando enfrente ataques verbales, la mejor defensa es quedarse en silencio y alabar a Dios, recordando que nuestra confianza está en su bondad, amor y fidelidad (Sal 57:10). En momentos de gran sufrimiento, no se encierre en la auto compasión ni explote en venganza, sino mire hacia arriba, hacia Dios. “No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.” (Ro 12:19). I. Clamor y confianza (Sal 57:1-3). En estos primeros versos es puesto delante de nosotros el camino de salvación de una manera muy expresiva. Observemos que hay: Peligro. “Hasta que pasen los quebrantos.” (Sal 57:1). Saúl estaba amenazando la vida de David, pero su peligro no era nada en comparación con los peligros que corren los que están bajo la amenaza de los juicios de Dios. Su ira contra el pecado es un terrible quebranto para el pecador (Jn 3:36). Oración. “Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí.” Éste es el lenguaje de uno que está muy sensible a su peligro y a su necesidad. Misericordia es la clamorosa necesidad de los que han despertado a sentir cuál es su verdadera condición. “Dios, sé propicio a mí, pecador.” (Lc 18:13). Provisión. “La sombra de tus alas.” ¡Cuán lleno de gracia es nuestro Dios, que Él esté de pie, como con alas extendidas, esperando y dispuesto para recibir y proteger a todos los que se refugien en debajo de ellas. “¡Jerusalén, Jerusalén…! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas…!” (Mt 23:37). La sombra de sus alas significa la sombra de Dios. Fe. “En ti ha confiado mi alma, y en la sombra de tus alas me ampararé.” Las alas extendidas de la gracia divina solamente pueden salvar a los que esperan y aceptan. «Y no quisisteis» fue el único obstáculo para la salvación de los pecadores de Jerusalén. Si los israelitas no pudieron entrar en el goce de la Tierra Prometida, fue “por causa de su incredulidad” (He 3:19). Liberación. “Clamaré al Dios Altísimo, al Dios que me favorece.” La salvación de Dios es perfecta. Él hace todas las cosas necesarias. Es su camino que cuando Él comienza en ti una buena obra, la lleva a cabo hasta el día de Jesucristo (Fil 1:6). Salvación. “El enviará desde los cielos, y me salvará de la infamia del que me acosa; Dios enviará su misericordia y su verdad.” (Sal 57:3). Enviará desde los cielos salvación, misericordia y verdad. Nuestro Dios es un Dios personal, mora, habita en nosotros (Jn 14:23) y sobre nosotros (Hch 1:8) cuidando de su pueblo. Misericordia o “amor” y verdad (que a veces pueden traducirse como “fidelidad”) se usan juntas muchas veces, especialmente para mostrar la relación especial que Dios tiene con su pueblo. II. Los enemigos, el lamento (Sal 57:4-6). “Mi vida está entre leones; estoy echado entre hijos de hombres que vomitan llamas; sus dientes son lanzas y saetas, y su lengua espada aguda.” (Sal 57:4). Nos recuerda al profeta Daniel que fue lanzado al foso de los leones por calumnias, acusaciones de hombres enemigos de Dios. “Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes.” (Dn 6:10). El mismo rey dio testimonio del cuidado que tiene Dios de sus hijos diciendo “El [Dios] salva y libra, y hace señales y maravillas en el cielo y en la tierra; Él ha librado a Daniel del poder de los leones. (Dn 6:27). “de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador;