914 - Salmos. Dios sostiene mi vida. Sal 54:1-2
Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio
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914 – Sal 54:1-2 – Salmos. Dios sostiene mi vida. Oh Dios, sálvame por tu nombre, y con tu poder defiéndeme. Oh Dios, oye mi oración; escucha las razones de mi boca. En el Salmo 52, según el título, David fue traicionado por Doeg el edomita; aquí es rechazado por gente de su propia tribu quienes revelaron a Saúl que David estaba escondido entre ellos (1Sa 23:19; 26:1). En este caso Saúl casi lo tiene atrapado; la salvación vino por la invasión de los filisteos que obligó a Saúl a abandonar la persecución. David pide a Dios liberación de sus enemigos (Sal 54:1-3) y alaba a Dios por su respuesta (Sal 54:4-7). Este salmo da aliento a cualquier creyente que haya sido calumniado. 1. Clamor a Dios. “Oh Dios, sálvame por tu nombre, y con tu poder defiéndeme. Oh Dios, oye mi oración; escucha las razones de mi boca. Porque extraños se han levantado contra mí, y hombres violentos buscan mi vida; no han puesto a Dios delante de sí.” (Sal 54:1-3). El salmista apela a lo que Dios es, a su nombre y a su poder. “Nuestro Redentor, Jehová de los ejércitos es su nombre, el Santo de Israel.”(Is 47:4). Está seguro de su inocencia, que su causa es justa. No debemos esperar respuesta de Dios si clamamos por alguna causa injusta. Hemos de pedir “conforme a la voluntad de Dios”. Escucha… atiende indican una oración fervorosa. Los creyentes tenemos un Dios que escucha nuestras oraciones. El Espíritu Santo intercede por nosotros desde la tierra cuando no sabemos como orar “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.” (Ro 8:26). Y Jesucristo en el cielo intercede por nosotros “¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros” (Ro 8:34). Los extraños y violentos generalmente son los que no toman en cuenta a Dios. Pero el justo no temerá porque “A Jehová he puesto siempre delante de mí; porque está a mi diestra, no seré conmovido.”(Sal 16:8). ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Ro 8:31-32). 2. Dios es mi ayudador. “He aquí, Dios es el que me ayuda; El Señor está con los que sostienen mi vida. El devolverá el mal a mis enemigos; córtalos por tu verdad.” (Sal 54:4-5). El salmista destaca la confianza en Dios por: 1) una declaración de confianza; 2) Dios juzgará; y 3) la promesa. El secreto de la confianza es la convicción de que Dios es quien me ayuda. La ayuda de Dios vendrá en su derrota de los enemigos. “Mas Jehová está conmigo como poderoso gigante; por tanto, los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada.” (Jer 20:11). Con frecuencia los planes malvados se vuelven contra sus propios autores. El salmista confía en el justo juicio de Dios y lo expresa también pidiendo que Dios los destruya. “de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre.” (He 13:6). El apóstol Pablo ora por sus enemigos y explica su fin “Alejandro el calderero me ha causado muchos males; el Señor le pague conforme a sus hechos.” (2Ti 4:14). “Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder,” (2Ts 1:6-9)