907 - Salmos. Dios, el Rey de toda la tierra. Sal 47:1-2

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

907 – Sal 47:1-2 – Salmos. Dios, el Rey de toda la tierra. Pueblos todos, batid las manos; aclamad a Dios con voz de júbilo. Porque Jehová el Altísimo es temible; Rey grande sobre toda la tierra. El principal mensaje de este salmo es que Dios es el Soberano sobre todos. Se han sugerido varias victorias de donde podría haber salido este Salmo. Algunos piensan que los Salmos 46 y 47 surgen del contexto de la victoria de Josafat (2Cr 20:28). Otros piensan en la victoria sobre el ejército de Senaquerib (2Re 18:13 – 19:37). Otros, que probablemente tienen más razón, sugieren el tiempo de las victorias de David sobre todos los pueblos vecinos. Se aclama la grandeza de Jehová como rey y se invita a todos estos pueblos a que también adoren a Dios. “Cantad alegres a Jehová, toda la tierra; Levantad la voz, y aplaudid, y cantad salmos.” (Sal 94:8). 1. Nuestro Dios será rey de todos (Sal 47:1-4). “Pueblos todos, batid las manos; aclamad a Dios con voz de júbilo.” (Sal 47:1). Se destacan dos grandes enseñanzas: 1) El alcance universal, más allá de Israel, del reino de Dios, y 2) la nota de regocijo porque Dios reina. En muchos casos la autoridad de un rey no es motivo de gozo; pero cuando Dios reina todos se regocijan porque Dios reina con justicia. “Porque Jehová el Altísimo es temible; Rey grande sobre toda la tierra.” (Sal 47:2). Cristo no sólo es el Rey de los judíos (Jn 19:19), sino Rey grande sobre toda la tierra y sus soberanos “la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén. ” (1Ti 6:15-16). “El someterá a los pueblos debajo de nosotros, y a las naciones debajo de nuestros pies.” (Sal 47:3). Todo hijo de Dios resucitará y reinará con Cristo, “Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies.” (1Co 15:25-27). Nuestra heredad (Sal 47:4). No sólo se refiere a heredar la tierra, sino a todas las promesas dadas a Abraham, las cuales incluyen el evangelio de Jesús (Gá 3:16-18). “con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz “(Col 1:12). 2. Adoración al Rey de toda la tierra (Sal 47:5-7). “Subió Dios con júbilo, Jehová con sonido de trompeta.” (Sal 47:5). Jesucristo luego de haber completado la obra de redención fue exaltado, “el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos a la diestra del Padre.” (He 8:1). Luego de Jesús ascender a los cielos dos ángeles le dicen a los discípulos “Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.” (Hch 1:11). “Cantad a Dios, cantad; Cantad a nuestro Rey, cantad; Porque Dios es el Rey de toda la tierra; Cantad con inteligencia.” (Sal 47:6-7). Cristo retornará de la misma manera con júbilo y sonido de trompeta. Tenemos razones para adorar a Dios; no es sólo un escape emocional. Pablo dice: Oraré y cantaré también con el entendimiento (1Co 14:15).