898 - Salmos. Consejos para cristianos. Sal 37:1-2
Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio
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898 – Sal 37:1-2 – Salmos. Consejos para cristianos. No te impacientes a causa de los malignos, ni tengas envidia de los que hacen iniquidad. Porque como hierba serán pronto cortados, y como la hierba verde se secarán. El Sal 37:1-40, es un acróstico, un abecedario irregular ya que no contiene todo el alfabeto hebreo, es un poema sapiencial dirigido al hombre, no a Dios. Los versos Sal 37:12-24 se parecen mucho a los Proverbios. Las promesas del pacto de la "tierra" para Israel resaltan en sus versos (Sal 37:3, 9, 11, 22, 29, 34). Su tema fundamental trata de la antigua pregunta: "¿Por qué prosperan los impíos mientras que los piadosos se debaten en dificultades?" “Mejor es lo poco del justo, que las riquezas de muchos pecadores.” (Sal 37:16). En el pasaje del Sal 37:1-9 hay palabras que resaltan. Estas palabras destacan como peldaños en una escalera que ascienden y sirven de consejo durante la vida de fe. Los consejos son: I. No te impacientes. “No te impacientes a causa de los malvados” (Sal 37:1). No envidies los insensatos, cuando veas la prosperidad de los malvados (Sal 73:3). Conténtate con lo que tienes. Sabiendo que ‘’ todas las cosas cooperan para bien de los que aman a Dios” (Ro 8:28). Todas las cosas son vuestras, y vosotros sois de Cristo. (1Co 3:22-23). II. Confía. “Confía en Jehová, y haz el bien” (Sal 37:3). Estar contentado sin confiar en Jehová no constituye ninguna virtud; es imbecilidad o locura. El amén de Dios es dado a nuestra fe: “En verdad serás alimentado” (Sal 37:3,) La fe es una gracia activa; por tanto, no seas perezoso, sino seguidor de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas (He 6:12). “Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, Ni su descendencia que mendigue pan.” (Sal 37:25) III. Deléitate. “Deléitate asimismo en Jehová, y Él te concederá las peticiones de tu corazón.” (Sal 37:4). La palabra deléitate significa maleable, suave para ser cambiado, moldeado. Sino somos moldeables, obedientes a la palabra, a la voluntad de Dios no podremos conseguir las peticiones, deseos del corazón. No podemos deleitarnos en Dios, a no ser que creamos que Él es el principal y perfecto bien para el alma. ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. (Sal 73:25) IV. Encomiéndate. “Encomienda a Jehová tu camino, y confía en Él, y Él hará” (Sal 37:5). Allí donde hay una perfecta confianza y deleite en el Señor, habrá ciertamente una perfecta encomendación de nosotros mismos y de todos nuestros caminos y propósitos a Dios. La vida totalmente guiada por Dios estará libre de todo pensamiento de ansiedad (Mt 6:25). Somos alentados a echar todas nuestras ansiedades sobre Él, porque Él cuida de nosotros (1Pe 5:8). V. Resplandece. “Exhibirá tu justicia como la luz, y tu derecho como el mediodía”. (Sal 37:6). El creyente debe hacer todo para la gloria de Dios y el Señor se encargará de hacerle justicia y derecho. “Jehová es el que hace justicia y derecho a todos los que padecen violencia.” (Sal 103:6). Los entendidos [creyentes] resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia [enseñan la palabra de Dios] a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad. (Dn 12:3). “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él os exalte cuando fuere tiempo” (1Pe 5:6). VI. Reposa. “Guarda silencio ante Jehová, (Sal 37:7a). Es un reposo que resulta de encomendarse al Señor de todo corazón. En esta quietud y confianza hallaréis vuestra fuerza. “Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza. (Is 30:15). No temas, descansa en Dios, porque la batalla no es tuya, sino de Él. (Dt 3:22).