889 - Salmos. Dios es mi fortaleza y mi escudo. Sal 28:1-2
Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio
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889 – Sal 28:1-2 – Salmos. Dios es mi fortaleza y mi escudo. A ti clamaré, oh Jehová. Roca mía, no te desentiendas de mí, para que no sea yo, dejándome tú, semejante a los que descienden al sepulcro. Oye la voz de mis ruegos cuando clamo a ti, cuando alzo mis manos hacia tu santo templo. Es muy fácil fingir una amistad. La gente malvada a veces monta un teatro de bondad y amistad para lograr lo que quiere. David, como rey, pudo haber conocido mucha gente que le fingió amistad para lograr sus propias metas. David sabía que Dios los castigaría llegado el momento, pero oró para que su castigo llegara rápidamente. Los verdaderos creyentes debemos ser sinceros y francos en todas nuestras relaciones interpersonales. En este salmo de lamentación, David destaca el contraste entre el carácter de los piadosos y los malvados, pide a Dios que lo libre del justo juicio que sus enemigos merecen (Sal 28:1-4), confiadamente predice el castigo de ellos (Sal 28:5), públicamente alaba a Dios por la seguridad de la respuesta a su oración y ser su fortaleza y su escudo (Sal 28:6-8), y finaliza pidiendo al Señor que salve a su pueblo (Sal 28:9). I. El carácter de los malvados. (Sal 28:3, 5) Son: 1. De naturaleza malvada. “Hablan paz con sus prójimos, pero la maldad está en su corazón” (Sal 28:3). Puede que tengan buenos labios, pero “Aguzaron su lengua como la serpiente; veneno de áspid hay debajo de sus labios”(Sal 140:3). “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.” (Jer 17:9-10). 2. Insensatos en sus acciones. “Por cuanto no consideran las acciones de Jehová, ni la obra de sus manos” (Sal 28:5). Son indiferentes a sus mejores y más elevados intereses. No escuchan la voz de Dios en la creación y en su gracia. Menosprecian sistemáticamente la obra de Dios, su providencia y en sus propias vidas. “¡Cuán grandes son tus obras, oh Jehová! Muy profundos son tus pensamientos. El hombre necio no sabe, y el insensato no entiende esto.” (Sal 92:5-6). II. El carácter de los piadosos. Ellos son: 1. Dados a la oración. “Jehová… oyó la voz de mis ruegos” (Sal 28:6). Dios no está siempre silencioso ante el clamor de su pueblo. Aunque a veces Él pueda no responder con palabra alguna, sin embargo el creyente que ora sabe que Él escucha cada palabra. Dios manda que el creyente se mantenga “orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos” (Ef 6:18). “Orad sin cesar.” (1Ts 5:17). “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová. Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza, y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira.” (Sal 40:1-4). 2. Dan la gloria a Dios. “Jehová es mi fortaleza y mi escudo… y fui socorrido” (Sal 28:7a). Se gloría en Dios. Se gloriará en el Señor, porque Él ha hecho grandes cosas para Él. “En Jehová se gloriará mi alma; Lo oirán los mansos, y se alegrarán. Engrandeced a Jehová conmigo, y exaltemos a una su nombre.” (Sal 34:2-3). 3. Confiados. “En Él confió mi corazón.” (Sal 28:7b). El corazón del creyente halla su verdadero refugio y fuente de suministro en el corazón de Dios. Cuando nuestros corazones responden al corazón de nuestro Padre celestial, se alcanza la suma de toda bienaventuranza. Con el corazón la persona cree para justicia. “Los que confían en Jehová son como el monte de Sion, que no se mueve, sino que permanece para siempre.” (Sal 125:1). 4. Gozosos. “Exalta de gozo mi corazón.” (Sal 28:7c) El corazón confiado será de cierto un corazón gozoso. La fe en Dios produce regocijo en Dios.