882 - Salmos. El gozo de la salvación. Sal 21:1-2

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

882 – Sal 21:1-2 – Salmos. El Gozo de la salvación. El rey se alegra en tu poder, oh Jehová; y en tu salvación, ¡cómo se goza! Le has concedido el deseo de su corazón, y no le negaste la petición de sus labios. Se alegra usted por todo lo que Dios le ha concedido durante toda su vida y al finalizar de cada día, cada año. Da gracias cada día por los regalos que Dios ha dado y seguirá dando a usted y su familia. David en este Salmo 21 describe todo lo que ha recibido como regalo de Dios. "Le has concedido el deseo de su corazón", ricas bendiciones, una corona de oro puro, larga vida, esplendor y majestad, bendiciones eternas, alegría. También nosotros debemos mirar todo lo que tenemos como regalos de Dios: Posición, familia, riqueza, talento, pero sobre todo estar siempre alegres por una salvación tan grande, por la vida eterna, estar alegres, gozosos, agradecidos a Dios y dar siempre gloria a Dios: “Porque de Él, y por Él, y para Él, son todas las cosas. A Él sea la gloria por los siglos. Amén.” (Ro 11:36). I. El gozo de los salvos (Sal 21:1-7,13). El salmista enseña por lo menos ocho cosas por la que los salvos, lavados con la preciosa sangre de Jesucristo, miembros del cuerpo de Cristo, debemos gozarnos: G1. La satisfacción del corazón. “Le has concedido el deseo de su corazón” (Sal 21:2). La gran salvación de Dios es para el corazón. Solo Él conoce plenamente su naturaleza y necesidad. G2. La respuesta a la oración. “No le negaste la petición de sus labios.” ¡Qué privilegio, pedir y recibir de Aquel que es el Creador del universo, y nuestro Padre Celestial. G3. La bondad de Dios. “Porque le has salido al encuentro con bendiciones venturosas” (Sal 21:3a). El Dios de bondad le va al encuentro con su bendición, y la bondad y la misericordia le siguen (Sal 23:6). G4. La corona de honra. “Corona de oro fino has puesto sobre su cabeza.” (Sal 21:3b) Toda la gloria de este mundo no se puede comparar con el oro puro del favor divino (Mt 4:8-10). G5. La vida eterna. “Vida te demandó, y se la diste. Largo curso de días eternamente y para siempre” (Sal 21:4). El don, regalo de Dios es vida eterna: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” (Ef 2:8-9). Su don, como Dios mismo, pertenece a las edades eternas: “¡Gracias a Dios por su don inefable! (2Co 9:15). G6. La comunión divina. “Lo llenaste de alegría con tu presencia” (Sal 21:6). Ésta es la presencia que trae “plenitud de gozo, delicias a su diestra para siempre” (Sal 16:11). Nuestra comunión con el Padre celestial, la presencia del Dios de paz es el gozo más grande que el hombre pueda jamás tener. G7. Una perfecta certidumbre, confianza. “Con la gracia del Altísimo, no ha de vacilar” (Sal 21:7). ¿Usted está seguro en quién ha creído? David sabía en quién había creído, y estaba seguro de que Él lo guardaría. El apóstol Pablo estando preso da testimonio: “Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.” (2Ti 1:12). G8. Cánticos de alabanza. “Cantaremos y alabaremos tu poder” (Sal 21:13). El poder salvador de Dios es digno de nuestro cántico más ferviente, porque será nuestro cántico más largo; como Dios de nuestra salvación, le alabaremos para siempre, por la eternidad, “al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén.” (Jud 1:25). II. Cómo se recibe esta salvación (Sal 21:4,7). 1. Pidiéndola. “Vida te demandó, y se la diste” (Sal 21:4). Jesús dijo a la mujer samaritana: “Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.” (Jn 4:10). “Pedid, y se os dará” (Mt 7:7).  2. Confiando. “El rey confía en Jehová” (Sal 21:7). David confiaba plenamente en Dios, que es fe, y en su salvación.  Porque “Sin fe es imposible agradar a Dios” (He 11:6).