867 - Salmos. Características de los malvados. Sal 10:4
Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio
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867 – Sal 10:4 Salmos. Características de los malvados. El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; no hay Dios en ninguno de sus pensamientos. Este salmo describe las características de los malvados e inicia preguntado: ¿Por qué estás lejos, oh Jehová, y te escondes en el tiempo de la tribulación? (Sal 10:1). Cuando Dios, como la luz de su pueblo, se esconde de seguro que los impíos búhos de las tinieblas se manifestarán con toda certeza. El malvado se goza en sus malos hechos, pero: “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.” (Ecl 12:13-14). El salmista se inquieta porque la justicia de Dios tarda, pero persevera en la fe porque: “Jehová es Rey eternamente y para siempre” (Sal 10:16). I. Jactanciosos. “El malo se jacta de los antojos de su alma” (Sal 10:3a). El malo se jacta de sus deseos, aunque sea hacia cosas prohibidas por Dios y destructoras de su propia alma. Incluso el hombre que se jactaba de sus legítimas riquezas fue calificado de necio por Dios. El hombre rico decía: “Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.” (Lc 12:19-21). “El deseo de los impíos perecerá” (Sal 112:10). II. Perversos. “Bendice al codicioso, y desprecia a Jehová.” ( Sal 10:3b). Honran a los hombres según la cantidad de sus posesiones, en lugar de según la pureza de sus vidas. Llaman a la luz tinieblas, y a las tinieblas llaman luz. A semejanza del falso profeta Balaam, aman el salario de iniquidad. “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! … Por tanto, como la lengua del fuego consume el rastrojo, y la llama devora la paja, así será su raíz como podredumbre, y su flor se desvanecerá como polvo; porque desecharon la ley de Jehová de los ejércitos, y abominaron la palabra del Santo de Israel.” (Is 5:20, 24). III. Orgullosos. “El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios” (Sal 10:4a). En su orgullo y autoconfianza no tiene consciencia de su necesidad de Dios. “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.” (1Co 2:14). “El temor de Jehová es aborrecer el mal; la soberbia y la arrogancia, el mal camino, y la boca perversa, aborrezco.” (Pr 8:13). IV. Impío. “No hay Dios en ninguno de sus pensamientos”. (Sal 10:4b). Cada día actúa de manera insensata, diciendo en la práctica: “No hay Dios”. (Sal 14:1). No importa lo mucho que esté haciendo Dios por él en su providencia; en su propia alma y carácter es absolutamente impío, culpable y sin esperanza. “Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades;” (Ro 1:28-29). V. Ciego. “Sus caminos son torcidos en todo tiempo” (Sal 10:5). Es tan miope que no puede ver las maravillosas obras de Dios en la naturaleza ni en la gracia. Tiene la corona de gloria fuera de su vista, porque está cegado por el amor de este mundo. El enemigo aprovecha la incrédulidad del malvado; “en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.” (2Co 4:4). VI. Auto confiado. “Dice en su corazón: No seré inquietado jamás” (Sal 10:6). Por cuanto la sentencia contra la incredulidad y los malos obreros no es ejecutada velozmente,