863 - Salmos. Salvos por la misericordia de Dios. Sal 6:4

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

863 - Sal 6:4 – Salmos. Salvos por la misericordia de Dios. Vuélvete, oh Jehová, libra mi alma; Sálvame por tu misericordia. El Salmo 6 tiene otra instrucción al director musical: Al músico principal; en Neginot, sobre Seminit. Neginot son instrumentos de cuerda y Seminit indica: "sobre un arpa de ocho cuerdas" o "sobre la octava". Esto es, una melodía baja para acompañar este cántico de profundo lamento. Este lamento parece ser muy profundo, porque evidentemente David no puede conciliar el sueño. Sus circunstancias parecen desesperadas, y está sumergido en la impotencia. Este es el primero de siete salmos "penitenciales" dentro de la categoría de lamentos. Los otros seis son el Sal 32; 38; 51; 102; 130; 143. El lenguaje del salmista corresponde a palabras de un penitente, porque expresa a la vez: La pena (Sal 6:3, 6-7), la humillación (Sal 6:2, 4), y el aborrecimiento del pecado (Sal 6:8), que son las marcas verdaderas del espíritu contrito, humillado que se vuelve a Dios. De esta manera el salmista con humildad reconoce el problema en que está (por lo general resultado del pecado), expresa su dolor por ello, y demuestra un renovado propósito de permanecer cerca de Dios, y aborrecer lo que Dios aborrece, el pecado. David nos enseña: 1. La ira de Dios. Sal 6:1 Jehová, no me reprendas en tu enojo, Ni me castigues con tu ira. El Salmista se da cuenta de que merece ser reprendido, corregido y no pide que la reprensión sea suprimida, porque podría perder una bendición, sino: “Señor, no me reprendas en tu enojo.” Siente temor ante la posibilidad de recibir castigo de un Dios airado y no misericordioso. “Mas Jehová es el Dios verdadero; él es Dios vivo y Rey eterno; a su ira tiembla la tierra, y las naciones no pueden sufrir su indignación… Castígame, oh Jehová, mas con juicio; no con tu furor, para que no me aniquiles.” (Jer 10:10, 24). 2. Su propia debilidad. Sal 6:2 Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy enfermo; Sáname, oh Jehová, porque mis huesos se estremecen. El salmista se sentía débil, desfalleciendo a causa del pecado y hace una metáfora con la enfermedad y pide ser perdonado y sanado. “Si confesamos nuestros pecados, Él (Dios) es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” (1Jn 1:9) 3. Su propia tristeza. Sal 6:3 Mi alma también está muy turbada; Y tú, Jehová, ¿hasta cuándo? Explica John Donne: “Los compañeros de yugo en el pecado son los compañeros de yugo en el dolor; el alma es castigada por dar los informes; el cuerpo, por la ejecución; tal como el que informa y el que ejecuta, la causa y el instrumento, el que azuza al pecado y el ejecutor del mismo son castigados.” Gracias Dios por darnos un abogado cuando pecamos: “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.” (1Jn 2:1). 4. Las misericordias de Dios. Sal 6:4 Vuélvete, oh Jehová, libra mi alma; Sálvame por tu misericordia. David sabe que si apela a la justicia de Dios ¿cómo se justificará, ¿qué puede decir? Y prefiere clamar Sálvame por tu misericordia. “Dios es padre de Misericordias” (2Co 1:3). “Con misericordia y verdad se corrige el pecado” (Pr 16:6). “Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.” (Lm 3:22-23). 5. La vanidad de la muerte. Sal 6:5 Porque en la muerte no hay memoria de ti; En el Seol, ¿quién te alabará? Mientras hay vida hay esperanza al creer en Jesucristo como nuestro único Señor y Salvador, y con Él podemos permanecer en la fe y alcanzar la vida eterna, alabando a Dios y “aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2:13). 6. La significación de las lágrimas. Sal 6:6-7 Me he consumido a fuerza de gemir; Todas las noches inundo de llanto mi lecho, Riego mi cama con mis lágrimas. Mis ojos están gastados de sufrir;