860 - Salmos. La confianza en Dios. Sal 3:5-6

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

860 – Sal 3:5-6 – Salmos. La confianza en Dios. Yo me acosté y dormí, y desperté, porque Jehová me sustentaba. No temeré a diez millares de gente, Que pusieren sitio contra mí. El Salmo 3 entremezcla el lamento con la confianza. En su extenso alcance, llega a ser un modelo de alabanza, de paz, de consuelo y de oración en medio de las presiones y tribulaciones. En este salmo David describe la aflicción cuando huía de delante de Absalón su hijo y un grupo de traidores que querían quitarle la vida. Podemos recordar la triste historia de la huida de David de su propio palacio, cuando en plena noche cruzó el vado del Cedrón y se escapó con unos pocos fieles servidores, para esconderse durante un tiempo de la furia de su hijo rebelde (2Sa 15-18). Brevemente se describe en 2Sa 15:23, 30 Y todo el país lloró en alta voz; pasó luego toda la gente el torrente de Cedrón; asimismo pasó el rey, y todo el pueblo pasó al camino que va al desierto. Y David subió la cuesta de los Olivos; y la subió llorando, llevando la cabeza cubierta y los pies descalzos. También todo el pueblo que tenía consigo cubrió cada uno su cabeza, e iban llorando mientras subían. Luego de esta aflicción David recobra el reinado y sus enemigos son exterminados. Aprendemos en este salmo que las aflicciones del justo traerán mayor peso de gloria en el futuro como enseña Pablo: “Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria.” (2Co 4:17). 1. La aflicción del salmista (Sal 3:1-2). ¡Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis adversarios! Muchos son los que se levantan contra mí. Muchos son los que dicen de mí: No hay para él salvación en Dios. Cuando un hijo de Dios, creyente genuino, pasa por la aflicción, algunos piensan que está en pecado o que Dios lo abandonó. Todo lo contrario, Dios tiene cuidado de sus hijos, siempre está con ellos y los ayuda como enseña 1Pe 5:7 echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque ÉL tiene cuidado de vosotros. David aprendió que Dios siempre estaba con él afirmando: “Aunque mi padre y mi madre me dejaran, Con todo, Jehová me recogerá.” (Sal 27:10). Y en el Sal 34:19 Muchas son las aflicciones del justo, Pero de todas ellas le librará Jehová. Librará no significa que no tendrá aflicciones, sino que Dios nos ayuda a pasar por ellas. “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento.” (Sal 23:4). Cuando un hermano que pasa por pruebas, tribulaciones es acusado y señalado por otros que dicen que es por un pecado; ellos murmuran, pecan por ignorancia de quien es Dios, y dejan al descubierto que nunca han leído el libro de Job. “He aquí mi confianza es que el Omnipotente testificará por mí, aunque mi adversario me forme proceso.” (Job 31:35). 2. La confianza en Dios trae paz (Sal 3:3-6). David pone su confianza en Dios y descansa en su soberana voluntad afirmando “Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; Mi gloria, y el que levanta mi cabeza.” (Sal 3:3). Igual enseña Pablo en Ro 8:31 ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? David descansa en Dios porque Él escucha nuestra oración: “Con mi voz clamé a Jehová, Y Él me respondió desde su monte santo.” (Sal 3:4). Con la experiencia de David aprendemos que todo lo que nos sucede, bueno o malo, es permitido por Dios, según su soberana voluntad, y podemos descansar en su cuidado y conciliar el sueño en medio de las tribulaciones como David: “Yo me acosté y dormí, Y desperté, porque Jehová me sustentaba.” (Sal 3:5). Pablo enseña: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” (Ro 8:28). Confiar en Dios permite que podamos descansar, tener paz y no tener miedo, temor de todas las aflicciones que puedan presentarse como lo enseña David: “No temeré a diez millares de gente, Que pusieren sitio contra mí.” (Sal 3:6).