850 - Job. Manifestaciones del poder de Dios. Job 40:15-16

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

850 – Job 40:15-16 Job. Manifestaciones del poder de Dios. He aquí ahora behemot, el cual hice como a ti; hierba come como buey. He aquí ahora que su fuerza está en sus lomos, y su vigor en los músculos de su vientre. Dios comienza su segundo discurso rechazando la acusación de injusticia que Job le ha lanzado. Compara la debilidad de Job con la de ciertas criaturas de la Tierra, incluyendo el behemot (“hipopótamo”) (Job 40:15-24), y el Leviatán (“cocodrilo”) (Job 41:1-34), sobre quienes el Señor se enseñorea. Si es Señor de estas criaturas, también controla las fuerzas que se esconden tras los problemas de Job. Por lo cual Job, debe renunciar a las quejas sobre la injusticia de Dios y someterse a su soberana voluntad. “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” (Ro 12:2). 1. Segunda reprimenda del todopoderoso (Job 40:6-41:34). “Respondió Jehová a Job desde el torbellino, y dijo: Cíñete ahora como varón tus lomos; Yo te preguntaré, y tú me responderás. ¿Invalidarás tú también mi juicio? ¿Me condenarás a mí, para justificarte tú? ¿Tienes tú un brazo como el de Dios? ¿Y truenas con voz como la suya?” (Job 41:6-9). Dios dice a Job: “Escúchame Job. Yo soy Dios. Tú eres mi siervo. Yo soy la autoridad. Yo soy quien manda. Yo soy el Alfarero, tú eres el barro. ¿Recuerdas? Yo te estoy moldeando y dándote forma, y te voy a transformar. Es importante que lo entiendas bien, Job, porque tú no estás a mi nivel. Tú eres mi siervo, tú no eres Dios” (Job 40:6-14). 2. Pruebas del poder de Dios (Job 40:15-24 - 41:1-34). Dios menciona dos animales poderosos el Behemot y el Leviatán. ¿Por qué Dios escogió estos animales? Es posible que Job fuera un estudiante serio de los animales y conociendo eso presenta a Job dos animales que están a la cabeza de la cadena alimenticia. Son animales creados, reales, que uno habita en la tierra, come paja como el buey, y el otro habita principalmente en el agua. Ninguno de ellos dos se deja amedrentar. Ambos pueden cuidar de sí mismo en la naturaleza. La mayoría de los animales se inclinan ante ellos, y si no lo hacen pagarán un alto precio, generalmente con sus vidas. Veamos algunas características del Behemot que representa al hipopótamo (Job 40:15-24), el cual es un animal mucho más peligroso y destructor de lo que nosotros creemos. “He aquí ahora behemot, el cual hice como a ti; hierba come como buey. He aquí ahora que su fuerza está en sus lomos, y su vigor en los músculos de su vientre. Su cola mueve como un cedro, y los nervios de sus muslos están entretejidos. Sus huesos son fuertes como bronce, y sus miembros como barras de hierro.” (Job 40:15-18). Dios dice a Job, este es el primero de los animales, y solo Él puede controlarlo. El hipopótamo, “Él es el principio de los caminos de Dios; El que lo hizo, puede hacer que su espada a él se acerque.” (Job 40:19). Luego describe las características del Leviatán que representa al cocodrilo. (Job 41:1-34). “¿Sacarás tú al leviatán con anzuelo, o con cuerda que le eches en su lengua? ¿Pondrás tú soga en sus narices, y horadarás con garfio su quijada?” (Job 41:1-2). Job no lo podrás amarrar y sacar a pasear con una cuerda como una mascota para tus hijas. “¿Jugarás con él como con pájaro, o lo atarás para tus niñas?” (Job 41:5). Luego describe su fuerte piel. “La gloria de su vestido son escudos fuertes, cerrados entre sí estrechamente. El uno se junta con el otro, que viento no entra entre ellos.” (Job 41:15-16). Ningún arma del hombre puede contra él. “Cuando alguno lo alcanzare, ni espada, ni lanza, ni dardo, ni coselete durará. Estima como paja el hierro, y el bronce como leño podrido.” (Job 41:26-27). Dios está diciendo ¡Sólo Yo controlo a estas bestias! 3. Dios es el alfarero, nosotros el barro (Job 41:11). Dios dice a Job: “¿Quién me ha dado a mí primero, para que yo restituya? Todo lo que hay debajo del cielo