835 - Job. Yo se que mi redentor vive. Job 19:25-26.

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

835 – Job 19:25-26 Job. Yo sé que mi Redentor vive. “Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios” Recordemos que mientras Job estaba sentado con ulceras en su piel que habían comenzado a supurar, con el cuerpo hinchado y lleno de fiebre, y produciéndole una picazón que no se detiene, mira el rostro de los tres amigos que se presentan en escena: Elifaz, Bildad y Zofar (Job 2:11). Los tres amigos de Job se sientan y miran a Job durante siete días y siete noches sin decir una palabra (Job 2:11-13). Lamentablemente no se quedaron callados. Cuando finalmente hablan, no tienen nada que decir sino críticas, acusaciones e insultos “Job, estás recibiendo lo que mereces” (Job 4-18). Job en medio de su sufrimiento dice “Mi piel y mi carne se pegaron a mis huesos, y he escapado con sólo la piel de mis dientes. ¡Oh, vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mí!” (Job 19:20-21). Pero en las palabras de sus amigos no hay compasión, ni bálsamo, ni ungüento, ni aceite, y Job les responde ¿Hasta cuándo me azotan lanzándome pedradas verbales? “¿Hasta cuándo angustiaréis mi alma, me moleréis con palabras? Ya me habéis vituperado diez veces; ¿No os avergonzáis de injuriarme?”(Job 19:2-3). 1. La dura respuesta de Job (Job 19:1-3). Job responde a Bildad con las mismas palabras ¿Hasta cuándo? (Job 19:1a). Recibió golpes verbales brutales de acusaciones injustas y en este capítulo describe los cuatro feroces verbos usados por sus tres amigos: Angustiar, triturar, injuriar y avergonzar. (Job 19:2-3). La lengua del sabio puede traer grandes beneficios a los que son suficientemente humildes, y están dispuestos a aceptar la corrección (Pr 12:18; 15:4; 16:6). La lengua, por otra parte, puede ser algo mortal. Puede angustiar, triturar, injuriar y avergonzar (Sal 57:4; 64:1-4). ¡Qué arma tan poderosa es la lengua! Especialmente cuando somos atacados en secreto, entre bastidores. Dicen cosas de nosotros, y no sabemos ni pensamos en el impacto que están teniendo en las personas que una vez creyeron en nosotros. Su lengua es tan mala y larga que “Ponen su boca contra el cielo, y su lengua pasea la tierra.“ (Sal 73:9). 2. El silencio y la distancia de Dios (Job 19:6-10). A Job no solo lo afligen las devastadoras palabras de sus amigos sino la distancia que siente de su mejor amigo, Dios. Los cielos eran de bronce sin brillo. Dios estaba mudo (Job 19:7). También se angustia por sentirse que ha perdido gracia delante de Dios (Job 19:9-10). ¿Qué piensas cuando estás en pruebas y Dios no responde? ¿Te culpas, tienes remordimientos, crees que Dios ya no te acepta? Sigamos orando y esperando en Dios como David en el Sal 40:1-3. 3. Falta de apoyo de la familia y amigos (Job 19:13-22). No solo Dios está callado; los que alguna vez fueron muy unidos a Job se han enemistado ahora con él. Y cuando saben de él, se disgustan como si Job hubiera cometido un gran pecado contra Dios, y ya no quieren saber nada de él. (Job 19:13-19). “Tú, Bildad. Tú, Zofar. Tú, Elifaz. ¡Todos ustedes se han vuelto contra mí!”. Job siente que ya no tiene compañía humana. Ni su mujer, ni los muchachos, los criados, y los parientes querían saber nada de él. Soledad total. Ni un mensaje de texto, un whatsApp, ni una carta, email nada. Quizás lleno de lágrimas les dice “vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mí” (Job 19:21-22). Dios nos invita a ser sabios en el trato al prójimo. “Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.”(Stg 3:17). ¿Cómo te sientes cuando estás en pruebas y nadie quiere saber de ti, y quedas sólo? ¿A qué o a quién acudes o buscas? Dios permite soledades, en medio de las pruebas, para que aprendamos tres cosas: 1) Buscar a Dios de corazón sincero. 2) Hacer el hábito de estar a solas con Dios, en nuestros devocionales