827 - Job. ¿Necesitamos un mediador entre Dios y los hombres? Job 9:33

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

827 – Job 9:33 Job. ¿Necesitamos un mediador entre Dios y los hombres? No hay entre nosotros árbitro que ponga su mano sobre nosotros dos. Job responde a los consejos hirientes de Bildad (Job 9) y luego habla a Dios (Job 10). Job reconoce su pequeñez frente la grandeza de Dios y pregunta ¿Es posible que un hombre pueda altercar con Dios, que es el soberano majestuoso? (Job 9:1-13). Job quedaría apabullado por el Altísimo si tratara de enfrentarse a Él (Job 9:14-20), y dice porque “Al perfecto y al impío Él [Dios] los consume.” (Job 9:21-24). Job cree que su caso no tenía solución y pide un mediador, un árbitro, para con Dios (Job 9:25-35). Sin embargo, Job habla a Dios (Job 10:1-2), cuestiona al Señor por tratarlo mal (Job 10:3-17), y pide a Dios que le diera un poco de alivio antes de morir (Job 10:18-22). Job deseaba presentarse delante de Dios, cara a cara, en un tribunal celestial, para dar a conocer su causa. Job dice a Bildad “que reconoce lo grande que es Dios, su magnífico poder, y le temo. ¡Me presento delante de Él con temor y asombro! Lo único que quiero es acercarme a Él y hablarle de mi causa y tu no me has ayudado a hacer eso, Bildad.” 1. El asombroso poder de Dios (Job 9:1-13). La razón por la que Job sabía que era incapaz de presentar una demanda contra Dios es porque reconoce los atributos de Dios diciendo: Él es sabio de corazón, y poderoso en fuerza. Job sabía que era demasiado arriesgado resistirse a Dios porque ¿Quién se endureció contra Él, y le fue bien? Dios arranca los montes con su furor, remueve la tierra de su lugar causando terremotos, oscurece el sol y las estrellas. Él extendió los cielos como una tienda sobre la tierra y anda sobre las olas del mar, su poder es evidente en las tormentas del mar. En su poder creativo, Dios creó los cielos, hizo la Osa, el Orión y las Pléyades, las constelaciones estelares. Dios hace cosas grandes e incomprensibles. En la soberanía y la ira de Dios ¿Quién le dirá: ¿Qué haces? (Job 9:1-13). 2. ¿Existe un mediador, un árbitro entre Dios y los hombres? (Job 9:14-35). Luego de reconocer el magnífico poder de Dios Job se hace cuatro preguntas: Primera pregunta: Si yo pudiera pararme delante de Dios ¿Qué le diría? (Job 9:14-19). “¿Cuánto menos le responderé yo, y hablaré con él palabras escogidas? Aunque fuese yo justo, no respondería; antes habría de rogar a mi juez.”(Job 9:14-15). Job está diciendo: Si es una cuestión de poder, Dios gana. Por eso, si pudiera pararme delante de él, ¿qué le diría? Segunda pregunta: Si pudiera proclamar mi inocencia, ¿de qué serviría? (Job 9:20-24). Job dice: “Si yo me justificare, me condenaría mi boca; si me dijere perfecto, esto me haría inicuo. Si fuese íntegro, no haría caso de mí mismo; despreciaría mi vida.”(Job 9:20-21). Tercera pregunta: Si tratara de ser positivo y jovial ¿cómo me ayudaría eso? (Job 9:25-31). Job compara sus días tan rápidos como un correo, naves veloces, un águila, que alcanza hasta 190 km/h, al lanzarse sobre su presa, y dice: “Si yo dijere: Olvidaré mi queja, dejaré mi triste semblante, y me esforzaré, me turban todos mis dolores; sé que no me tendrás por inocente.”(Job 9:25-28). Job luego de exponer sus deseos llega al punto crucial y hace la cuarta pregunta: ¿Es posible tener un mediador, un árbitro que presente mis quejas delante de Dios? (Job 9:32-35). Job dice: “Porque [Dios] no es hombre como yo, para que yo le responda, y vengamos juntamente a juicio. No hay entre nosotros árbitro que ponga su mano sobre nosotros dos.” (Job 9:32-33). Si Job hubiese vivido siglos después, en nuestro tiempo, conociera que si existe un único mediador entre Dios y los hombres, que vive, reina, es eterno, y está al alcance de todos. Es el anhelo de “Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio