825 - Job. Respuesta a consejos sin sabor. Job 6:6-7.

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

825 – Job 6:6-7 Job. Respuesta a consejos sin sabor. ¿Se comerá lo desabrido sin sal? ¿Habrá gusto en la clara del huevo? Las cosas que mi alma no quería tocar, son ahora mi alimento. Job responde a la primera intervención de su amigo Elifas (Job 6-7), y dijo que su consejo era como comer la insípida clara de huevo. Cuando las personas atraviesan por pruebas duras, un consejo imprudente es desabrido, sin sabor. Quizás lo escuchen por cortesía, pero en su interior se sienten disgustados. Piense antes de dar un consejo a los que sufren. A menudo, más que un consejo, necesitan compasión. Job reflexiona con sus amigos por sus sarcasmos, censuras, acusaciones inapropiadas. Se queja que no ofrecen nada para su alivio, sino lo que en sí mismo es insípido, aborrecible y agobiador. Aprendemos de Job que el consejo de algunos empeora nuestra situación y que a veces la voluntad de Dios nos confunde más. “El ungüento y el perfume alegran el corazón, y el cordial consejo del amigo, al hombre.” (Pr 27:9). 1. Job defiende su queja (Job 6:1-7). El patriarca sufriente dijo que la razón de su queja era su tormento e irritación tan pesados que si sus quejas pudieran ser medidas en balanza con sus aflicciones, éstas serían más pesadas, pesarían … más que la arena del mar. Sus palabras (Job 3), aparentemente precipitadas no eran nada comparadas con su sufrimiento (Job 6:1-3). Continua diciendo que Dios le estaba disparando saetas envenenadas (Job 7:20; 16:12-13; Lm 3:12-13). Así como el asno montés no rebuzna, ni muge el buey cuando están junto a su pasto porque tienen suficiente alimento, tampoco él, Job, se habría quejado si su condición fuera normal (Job 6:4-5). Rechaza el imprudente, sarcástico y mal consejo de Elifaz comparándolo que no come la clara del huevo sin sal por lo desabrido. “¿Se comerá lo desabrido sin sal? ¿Habrá gusto en la clara del huevo? Las cosas que mi alma no quería tocar, son ahora mi alimento.” (Job 6:6-7). Como la clara del huevo y la sal deben ir juntos para que tenga sabor, de la misma manera, la aflicción de Job y sus lamentos iban juntos, y sus quejas, dijo, debían ser perdonadas. 2. Desesperación de Job por su aflicción (Job 6:8–13). Nuevamente Job muestra estar deprimido, profundamente triste por su situación diciendo: “¡Quién me diera que viniese mi petición, y que me otorgase Dios lo que anhelo, y que agradara a Dios quebrantarme; que soltara su mano, y acabara conmigo!” (Job 6:8-9). Job deseaba la muerte; quería que Dios le concediera su petición de morir, expresada en Job 3:20–23 y luego lo volverá a hacer en Job 7:15; 10:18–19; 14:13. Su miseria terminaría si agradara a Dios destruirlo (Job 4:19) y si soltara su mano y dejara de sostener la vida de Job y acabara con él. Con esta actitud Job no estaba pecando. Explicamos en Job 3 que la depresión no es pecado pero si es la enfermedad más prescrita en el mundo. Job dice: “Sería aún mi consuelo, si me asaltase con dolor sin dar más tregua, que yo no he escondido las palabras del Santo.”(Job 6:10). El único consuelo y alegría de Job era que nunca había escondido las palabras del Santo, la palabra de Dios, ni lo había desafiado. Esta es la primera, de varias declaraciones de Job, que defiende su inocencia (Job 9:21; 16:17; 27:6). 3. Decepción de Job por sus amigos (Job 6:14-30). Ser buen consejero requiere gran sabiduría, mucha paciencia y gran comprensión. Job esperaba el buen consejo pero sus tres amigos eran como un torrente. Un arroyo se llena de corrientes impetuosas y embravecidas producto de la nieve que se derrite, pero al tiempo del calor, cuando más se necesita, el río se seca (Job 6:15-18). Así eran sus amigos; cuando más los necesitaba, lo decepcionaban (Job 6:21). ¡Cuán eficaces son las palabras rectas! pero ¿qué reprende la censura vuestra? (Job 6:25). Ruega a sus amigos que le expliquen dónde está su pecado. “¿Hay iniquidad en mi lengua? ¿Acaso no puede mi paladar discernir las cosas inicuas?” (Job 6:30). Job no hablaba con doblez,