812 - Vasti, la reina rechazada. Est 1:19

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

812 – Est 1:19 Vasti, la reina rechazada. Si parece bien al rey, salga un decreto real de vuestra majestad y se escriba entre las leyes de Persia y de Media, para que no sea quebrantado: Que Vasti no venga más delante del rey Asuero; y el rey haga reina a otra que sea mejor que ella. El libro de Ester pertenece entre los tiempos de Zorobabel (reinado de Asuero, Esd 4:6), y Nehemías (reinado de Artajerjes, Neh 2:1), Vasti fue esposa de Asuero y luego reinó su hijo Artajerjes. La autoría del libro se sugiere a Mardoqueo (Est 9:20). En este libro el Nombre de Dios no aparece, y nunca se hace referencia a Él. Pero aunque su Nombre no aparece, su mano está patente a todo lo largo del relato. Puede muy bien ser llamado “El libro de la Providencia de Dios”. En esta breve historia tenemos una notable confirmación y cumplimiento del principio que enseña Ro 8:28 : “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Cada uno de los principales protagonistas en este libro exhibe un carácter diferente, bajo la providencia soberana de Dios, de la que se encuentran inconscientes. El libro de Ester es un estudio sobre las condiciones en que sobrevivió el pueblo de Dios en medio de la hostilidad y es recordado con la fiesta de Purim (Est 9:26). Los acontecimientos del libro son emocionantes e interesantes: La reina Vasti es depuesta; Ester, la huérfana, es coronada; Mardoqueo, el menospreciado, recibe honra; y Amán, el jactancioso, es colgado. La reina Vasti es depuesta y vuelve a aparecer en la historia durante el reinado de su hijo Artajerjes. I. Su nombre. Vasti significa belleza. El rey deseaba mostrar la belleza de ella, “porque era muy hermosa” (Est 1:11). La belleza física y la moral, es siempre atractiva, pero: “Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; la mujer que teme a Jehová, ésa será alabada.” (Pr 31:30). La belleza física es un don peligroso cuando no hay una genuina hermosura espiritual. Hermanas: “Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.” (1Pe 3:3-4). II. Su posición. Era la reina de Asuero (Jerjes), el más grande de los reyes de la tierra. Asuero significa “Rey majestuoso”. ¡Qué honor compartir la gloria y las riquezas de un rey así! Asuero hizo un banquete para todos sus príncipes y a todo el pueblo que duro seis meses (Est 1:3-5). Los cristianos tenemos a uno mayor que Asuero, y nuestro privilegio es que le pertenecemos. La reina Vasti no era más hermosa a los ojos de su rey que lo somos nosotros delante del Rey de reyes, en quienes ha sido puesta “la hermosura del Señor”. Habiendo sido hechos partícipes de la naturaleza divina, y bendecidos con “toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,” somos hijos y herederos juntamente con Él. (Ef 1:3; Ro 8:17). III. La oportunidad que se le dio. “El rey… mandó… que trajesen a la reina Vasti a la presencia del rey con la corona regia, para mostrar a los pueblos y a los príncipes su belleza” (Est 1:10-11). Vasti gozaba de su posición de reina en virtud de la elección y del favor del rey, así como nosotros, por la gracia de Dios hemos sido llamados y exaltados. Obedecer era su deber así como su privilegio. Igualmente debemos nosotros obedecer, honrar el Nombre de nuestro Rey. “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” (Mt 5:16). IV. Su rebeldía. “Mas la reina Vasti no quiso comparecer a la orden del rey” (Est 1:12). El llamamiento fue muy apremiante, ya que enviaron siete eunucos para transmitirlo, pero ella rehusó deliberadamente obedecer. La razón puede ser probablemente que también ella “hizo banquete para las mujeres, en la casa real del rey” (Est 1:9), y no quiso interrumpir su fiesta