808 - Nehemías, el éxito. Neh 6:15-16.

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

808 – Neh 6:15-16 Nehemías, el éxito. Fue terminado, pues, el muro, el veinticinco del mes de Elul, en cincuenta y dos días. Y cuando lo oyeron todos nuestros enemigos, temieron todas las naciones que estaban alrededor de nosotros, y se sintieron humillados, y conocieron que por nuestro Dios había sido hecha esta obra. Las acciones hablarán siempre más alto que las palabras. El corredor no es coronado si no corre legítimamente. Las pruebas y las tentaciones de Nehemías fueron para él lo que es el fuego del afinador para la plata y el oro. “En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,” (1Pe 1:6-7). El carácter de Nehemías quedó purificado y abrillantado a través de la prueba del sufrimiento. Aprendamos de Nehemías superando más pruebas de la fe: I. Nueva tentación a pecar. “Reunámonos en la casa de Dios, dentro del templo, y cerremos las puertas del templo, porque vienen para matarte; sí, esta noche vendrán a matarte.” (Neh 6:10). Este último intento para enredar a este hombre de Dios parece haber sido el más sutil de todos. Semaías, que tenía reputación de profeta, tentó a Nehemías a acudir con él a una cámara secreta del templo para ocultarse, diciendo que sus enemigos iban a venir de noche para matarle (Neh 6:10). Se trata de la acción de un lobo vestido de cordero. El veneno del error es más difícil de detectar cuando es administrado por un falso maestro, que está secretamente unido con los enemigos de Dios. Nada nos asombra del enemigo porque “el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.” (2Co 11:14). II. Mantenerse firme. Nehemías dijo: “¿Un hombre como yo ha de huir?… No entraré” (Neh 6:11). Hasta donde podemos saberlo, puede que lo que Semaías dijo fuera todo cierto, pero él sintió en su corazón que sería una acción deshonrosa de Dios buscar su seguridad personal a expensas de la obra que Dios le había encomendado. Nehemías se preguntó: “¿Un hombre como yo ha de huir?” su firme respuesta fue: “No entraré”. Nehemías sabía que Dios es nuestro refugio y fortaleza, no su casa terrenal. Si Dios me falla, su templo no me dará seguridad. En los tiempos de la tentación y peligro debemos recordar quiénes somos y a quién servimos. Nehemías conocía que esta propuesta no era aprobada por la palabra de Dios (Nm 18:22). ¿Por qué los siervos de Dios son llevados por todo viento de doctrina? El único motivo para dejarse engañar por la falsa doctrina es por la falta de conocimiento de la palabra de Dios. Nehemías tenía claro que: “Torre fuerte es el nombre de Jehová; a Él correrá el justo, y será levantado.” (Pr 18:1). III. Más derrotas para el enemigo. “Y entendí que Dios no lo había enviado, sino que hablaba aquella profecía contra mí porque Tobías y Sanbalat lo habían sobornado… y… los otros profetas que procuraban infundirme miedo” (Neh 6:12-14). No hizo recriminación alguna, ni intento de venganza; sabe que su juicio estaba en manos de Dios, y entrega sus enemigos a Él diciendo: “Acuérdate, Dios mío, de [ellos]” (Neh 6:14). Nuestro mismo Señor tuvo sus calumniadores, y el discípulo no es mayor que su Señor. Cuando Pablo se refirió a Alejandro el calderero, que le hizo mucho mal, dijo: “El Señor le retribuirá conforme a sus hechos” (2Ti 4:14). “He aquí mi confianza es que el Omnipotente testificará por mí, aunque mi adversario me forme proceso.” (Job 31:35). Cristo nos ha dejado ejemplo: “para seguir sus pisadas… Quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino que encomendaba la causa al que juzga justamente” (1Pe 2:21-23). “Porque a los que están fuera, Dios juzgará.” (1Co 5:13). IV. Más triunfos para la fe. “Fue terminado, pues, el muro, el veinticinco del mes de Elul, en cincuenta y dos días.