805 - Nehemías, luchando por la familia. Neh 4:14

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

805 – Neh 4:14 Nehemías, luchando por la familia. Después miré, y me levanté y dije a los nobles y a los oficiales, y al resto del pueblo: No temáis delante de ellos; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas. Debemos medir nuestras dificultades y nuestras necesidades con la fuerza y los recursos de Dios de quien somos y a quien servimos. En Neh 4:12-23 encontramos algunas enseñanzas para los obreros de la fe que luchan por sus familias. Observemos estas: I. La posición de los obreros. “Entonces, por las partes bajas del lugar, detrás del muro, y en los sitios abiertos, puse al pueblo por familias, con sus espadas” (Neh 4:13). Algunos prefieren más los “lugares más altos” en la obra cristiana, desde donde puedan ver y ser vistos. El trabajo en barrios deprimidos nunca es tan placentero para algunos como predicar desde un púlpito o en una plataforma. Estos obreros al igual que Pablo tenían gracia y dispuesto lo suficiente para ir donde fueran enviados como “instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena” (2Ti 2:21). El orden era “por familias”. ¡Qué hermoso es ver familias enteras unidas en armonía para impulsar la obra del Señor! (Sal 133). II. Obreros luchando por la familia. “No temáis… acordaos del Señor. grande y temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas” (Neh 4:14). Los adversarios, conducidos por el diablo, nunca podrán atemorizar a aquel cuya mente reposa en aquel Dios grande y temible (Is 26:3). No se les pedía a estos guerreros-obreros que lucharan en defensa de sí mismos, sino por sus familias. Pero al buscar el bien de sus familias luchaban por su propia salvación. Esta lucha por nuestros hijos e hijas, mujeres y casas, tiene que ser hecha por la fe. La promesa es para vosotros y para vuestros hijos. “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo, tú y tu casa” (Hch 16:31). III. El aliento de los obreros. “Dios había desbaratado el consejo de ellos” (Neh 4:15). El enemigo había hecho una conspiración oculta para luchar contra Jerusalén, y para detener la obra (Neh 4:8). Pero Dios “frustra los pensamientos de los astutos, para que sus manos no hagan nada” (Job 5:12). ¿Cómo fue lograda esta victoria? Fue ganada mediante la oración (Neh 4:4). Ellos clamaron a Dios, y Él “volvió el baldón de ellos sobre su cabeza”. Los que viven en comunión con Dios no son fácilmente tomados por sorpresa. Las armas forjadas contra sus siervos no prosperarán (Is 54:17). Cuando Samuel clamó al Señor, el Señor tronó sobre los filisteos, y los atemorizó y fueron vencidos (1Sa 7:10). ¿Quién se podrá mantener en pie cuando Dios se manifieste? La lucha por nuestra familia es: “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.” (Zc 4:6). IV. Las armas de los obreros. “Los que edificaban, cada uno tenía su espada ceñida a sus lomos” (Neh 4:18). Algunos tenían sus armas en manos de otros mientras que ellos trabajaban (Neh 4:16). Otros trabajaban con una mano, mientras en la otra tenían el arma (Neh 4:17). Otros trabajaban con la espada al cinto. La obra y la guerra son las características de la vida cristiana. Los que descuidan la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios, están en peligro de trabajar en vano. “Si Dios por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Ro 8:31). “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.” (Ef 6:11). ¿Dónde está tu espada? Los obreros de Dios que luchan por sus familias están siempre con “la espada del Espíritu, la palabra de Dios,” al cinto. (Ef 6:17)¿Eres tú uno de ellos? V. La advertencia a los obreros. “En el lugar donde oigáis el sonido de la trompeta, reuníos allí con nosotros” (Neh 4:20). Mientras que trabajaban y velaban tenían que mantenerse dispuestos para reunirse en cualquier momento