802 - Nehemías, preparándose para la obra. Neh 2:11-12
Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio
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802 – Neh 2:11-12 Nehemías, preparándose para la obra. Llegué, pues, a Jerusalén, y después de estar allí tres días, me levanté de noche, yo y unos pocos varones conmigo, y no declaré a hombre alguno lo que Dios había puesto en mi corazón que hiciese en Jerusalén; ni había cabalgadura conmigo, excepto la única en que yo cabalgaba. El viaje de Nehemías desde Babilonia a Jerusalén duró tres meses. Sus oraciones han sido hasta ahora contestadas; y al llegar a Jerusalén observamos su interesante y provechoso método de trabajo el cual nos inspira a estudiar y poner en práctica. El trabajo que hará reconstruyendo los muros y las puertas de Jerusalén dejaran una profunda huella en la historia de Israel. Veamos su método de trabajo: I. Se toma tiempo para reflexionar. “Así que llegué a Jerusalén, y allí estuve tres días” (Neh 2:11). Esdras esperó también tres días (Esd 8:32) antes que comenzara la obra. El que cree, no se apresurará. “¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?” (1Jn 5:5). Debemos aprender a esperar, descansar en Dios. Imaginamos que estos tres días transcurrían principalmente en meditación y oración. Tres días son significativos de muerte y resurrección. Los siervos de Cristo han visto pasar sus planes y propósitos de la muerte a la vida, esperando en Dios. Cuando sobrevino una gran crisis en la vida de David dijo: “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.” (Sal 40:1-2). Lutero, Knox y otros, esperaron en la cámara secreta, y aprendieron cómo alcanzar la victoria. II. Examina sus dificultades. “Me levanté de noche (…) no declaré a hombre alguno lo que Dios había puesto en mi corazón que hiciese… y observé los muros de Jerusalén que estaban derribados” (Neh 2:12-13). Como creyente con la sabiduría y prudencia aprendida de Dios, comienza haciendo un exhaustivo diagnóstico del caso. Los que solo contemplan la ciudad en domingo saben muy poco acerca de aquellos terribles montones de humanidad destrozada que se ven una noche del viernes y sábado. Al ver la miseria que envuelve al ser humano, nos quebranta el corazón, pero al igual que Nehemías, sabemos que Dios ha puesto el remedio para nuestros corazones (Neh 2:12). La ruina tiene que ser medida con el remedio de Dios porque sólo se puede restaurar con la infinita gracia y el poder del Dios todopoderoso. III. Hace un llamamiento pidiendo ayudantes. “Vosotros veis el mal en que estamos (…) venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio” (Neh 2:17). Una de las mejores formas de comenzar una tarea para Dios es animar a otros a trabajar. Pero observemos que no dijo: “Id y edificad”, sino “Venid y edifiquemos”. La gran obra de restaurar Jerusalén (y a la Iglesia) jamás podrá ser cumplida mientras los líderes (predicadores) intenten hacerlo solos, y los demás solo acuden, se sientan, escuchan y siguen mirando. La unidad de la fe debiera conducir a la unidad de esfuerzo. El oprobio solo se elimina al levantarse y edificar fortalecidos con el poder del Señor (Ef 6:10). IV. Da un testimonio alentador. “Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios había sido buena sobre mí, y asimismo las palabras que el rey me había dicho. Y dijeron: Levantémonos, y edifiquemos” (Neh 2:18). El testimonio personal es un factor de lo más poderoso en el servicio del Dios viviente, pero implica, naturalmente, una experiencia real, profunda, personal, de la bondad y de la fidelidad de Dios. La respuesta de Dios a las oraciones de Nehemías y el llamado a hacer la obra, fue una inspiración a los otros a “levantarse y edificar”. Tal es la influencia de una vida consagrada. Algunos son llamados de Dios, como evangelistas, pastores y maestros, pero todos tenemos el ministerio de la reconciliación (2Co 5:18-20). V. Se enfrenta con la oposición. “Pero cuando lo oyeron Sanbalat horonita, Tobías el siervo