794 - Manasés, la conversión. 2Cr 33:13
Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio
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794 - 2Cr 33:13 Manasés, la conversión. Y habiendo orado a él, fue atendido; pues Dios oyó su oración y lo restauró a Jerusalén, a su reino. Entonces reconoció Manasés que Jehová era Dios. La mejor herencia que como padres podemos dejar a los hijos no es material sino espiritual. Las riquezas materiales pueden malgastarlas en poco tiempo pero lo espiritual les ayuda para vida eterna. Por lo cual, “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.” (Pr 22:6). Gran parte de la enseñanza espiritual de un padre a sus hijos es con el ejemplo al llevar una vida piadosa, obedeciendo la voluntad de Dios en su palabra, y sirviendo en la obra de Dios. Pablo animaba a Timoteo diciendo:”Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.” (2Ti 3:14-15). Manasés nació y fue criado recibiendo instrucción y ejemplo desde niño en un hogar piadoso dirigido por su padre el rey Ezequías quien produjo un avivamiento en todo Israel al restaurar la adoración al Dios vivo y verdadero. Pero Manasés al morir su padre y ser el nuevo rey de Israel dio la espalda a Dios llegando a ser el rey más malo de todos los reyes de Judá. Veamos su conversión. 1. Recibió honra. Hijo de un hombre piadoso. “De doce años era Manasés cuando comenzó a reinar, y cincuenta y cinco años reinó en Jerusalén.” (2Cr 33:1). Manasés fue hijo único del rey Ezequías, hombre piadoso por su temor a Dios y su palabra. Ezequías es de 40 reyes uno de los cuatro mejores reyes de Israel después de David. Ezequías produjo un avivamiento al restaurar la adoración a Dios, dando apertura al templo, el estudio de la palabra de Dios, y la celebración de la pascua logrando que el pueblo de Israel se volviera a Dios. “Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que estén conmigo; el que ande en el camino de la perfección, éste me servirá.” (Sal 101:6). 2. Pecó. “Hizo lo malo ante los ojos de Jehová” (2Cr 33:2). Manasés tuvo el ejemplo piadoso de su padre Ezequías pero al llegar al trono dio la espalda a Dios llegando a ser el rey más malo de Judá compitiendo con el más malo de las tribus del norte, el rey Acab. Manasés: “Volvió a edificar los lugares altos que Ezequías su padre había derribado (…) y adoró a todo el ejército de los cielos, y los sirvió;… edificó altares en la casa de Jehová… pasó a su hijo por fuego. Se dio a practicar los presagios, y fue agorero, e instituyó encantadores y adivinos… ante los ojos de Jehová, para provocarlo a ira… Manasés los indujo a que hiciesen más mal que las naciones que Jehová destruyó delante de los hijos de Israel… Fuera de esto, derramó Manasés mucha sangre inocente en gran manera, hasta llenar a Jerusalén de extremo a extremo” (2Re 21:1-16; 2Cr 33:2-9). Según la tradición quitó la vida al profeta Isaías aserrando su cuerpo (He 11:37). 3. Fue advertido. “Habló Jehová a Manasés y a su pueblo, mas ellos no escucharon” (2Cr 33:10). Ningún ser humano tendrá excusa para decir delante Dios, en aquel día del juicio del gran trono blanco (Ap 20:11-15), que no fue advertido del castigo de la condenación eterna en el lago de fuego, el infierno. Pero muchos no escuchan y se burlan. Otros dicen ser creyentes de Dios, incluso hablan otras lenguas, pero no viven en obediencia a la palabra de Dios. Esta es la advertencia de Dios para hoy a creyentes y no creyentes: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.” (Mt 7:21-23). 4. Fue humillado. Manasés y el pueblo no escucharon la advertencia de Dios, “por lo cual Jehová trajo