793 - Ezequías, volveos a Jehová. 2Cr 30:6.
Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio
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793 - 2Cr 30:6 Ezequías, volveos a Jehová. Fueron, pues, correos con cartas de mano del rey y de sus príncipes por todo Israel y Judá, como el rey lo había mandado, y decían: Hijos de Israel, volveos a Jehová el Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, y él se volverá al remanente que ha quedado de la mano de los reyes de Asiria. Ezequías con su fe en el Dios vivo y verdadero produce un avivamiento en Jerusalén y lo hace extensivo a todo Israel proclamando, exhortando, e invitándolos a “volveos a Jehová. Toda Escritura es dada por inspiración de Dios, y es provechosa para doctrina. Veamos si acaso podemos encontrar alguna doctrina provechosa en los hechos históricos que aquí se nos narran para nuestro bien espiritual. (Ro 15:4). I. La gran provisión. “Los sacerdotes… hicieron ofrenda de expiación… para reconciliar a todo Israel; porque por todo Israel mandó el rey hacer el holocausto y la expiación” (2Cr 29:24). Se trataba del gran día de la expiación, en el que se hacía la reconciliación por el pueblo mediante la sangre del sacrificio. La ofrenda de expiación nos habla de que la culpa es quitada, mientras que el sacrificio declara la aceptación delante de Dios. No había mensaje de esperanza y de bendición para el pueblo hasta que se hubiera solucionado la cuestión del pecado. El Evangelio de la Salvación solo podía ser predicado por los apóstoles después que Cristo fuera nuestro sustituto como la ofrenda de expiación; y hubiera resucitado, como el holocausto. Es por medio de la fe en Cristo que somos reconciliados (Ro 5:11). “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.” (Ro 1:17). II. El llamado urgente del rey. “Fueron, pues, correos con cartas de mano del rey y de sus príncipes por todo Israel y Judá” (2Cr 30:6a). Estas cartas contenían: 1. Un llamamiento al arrepentimiento. “Hijos de Israel, volveos a Jehová el Dios de Abraham” (2Cr 30:6b). Ninguna vuelta es eficaz si no es a Dios. Los tesalonicenses se volvieron “a Dios abandonando los ídolos”. (1Ts 1:9). Un hombre puede rasgarse las vestiduras y volverse a ídolos, pero aquellos cuyos corazones hayan sido rasgados se volverán a Dios (Jl 2:13). “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio,” (Hch 3:19). 2. Un llamamiento a la rendición. “Someteos a Dios” (2Cr 30:8). Esta carta demandaba también una consagración personal de la vida a Dios. “¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?” (1Co 6:15). Nos volvemos a Dios y presentarnos a Él como vivos de entre los muertos, y nuestros miembros como instrumentos de justicia para Dios (Ro 6:13, 22). 3. Un llamamiento al servicio. “Y servid a Jehová vuestro Dios” (2Cr 30:8). Un servicio aceptable será resultado de una vida consagrada. Volveos, someteos, servid: ésta es la orden real. Si habéis sido redimidos por la preciosa Sangre de Cristo, “glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.” (1Co 6:20). Si podemos decir, “De quien soy”, deberíamos también saber “a quien sirvo” (Hch 27:23). 4. Una palabra de aliento. “Porque si os volvéis a Jehová, vuestros hermanos y vuestros hijos hallarán misericordia… porque Jehová vuestro Dios es clemente y misericordioso, y no apartará de vosotros su rostro” (2Cr 30:9). Esta carta, como el Evangelio de Cristo, contenía el único camino a una vida de verdadera dicha y utilidad. “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.” (Jn 6:68). III. Una invitación general. El mensaje del rey debía ser pregonado “por todo Israel, desde Beerseba hasta Dan” (2Cr 30:5). Desde el extremo sur hasta el extremo norte de la tierra. Lo mismo que el Evangelio, debe ser predicado a toda criatura (Mr 16:15). Todos fueron invitados a “guardar la Pascua al Señor”. Era para gloria de Dios que debían tener memoria de la terrible noche en Egipto, cuando fueron salvados