788 - Asa, la fe y el fracaso. 2Re 14:11
Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio
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788 – 2Cr 14:11 Asa, la fe y el fracaso. Y clamó Asa a Jehová su Dios, y dijo: ¡Oh Jehová, para ti no hay diferencia alguna en dar ayuda al poderoso o al que no tiene fuerzas! Ayúdanos, oh Jehová Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu nombre venimos contra este ejército. Oh Jehová, tú eres nuestro Dios; no prevalezca contra ti el hombre. En 2Cr 14-16 encontramos una fiel biografía del rey Asa. Los rasgos de este carácter, buenos y malos, son igualmente expuestos. En la Biblia no hay retoques ni maquillajes de lo negativo para dar a la imagen una apariencia más placentera. Presenta a los personajes con sus fortalezas, debilidades, pecados, arrugas y verrugas. Como historiador, el Espíritu de Dios nada sabe del arte de la adulación. Como el hombre es en su corazón, así es delante de Dios. La vida de Asa está llena de aliento y de advertencias para nosotros. A pesar de sus malas decisiones ocupa el cuarto lugar entre los cuatro mejores reyes de Judá. Los otros tres son Josías, Ezequías y Josafat. Observamos de Asa: I. Su buen carácter. “Hizo Asa lo bueno y lo recto ante los ojos de Jehová su Dios” (2Cr 14:2). Éste fue un noble y piadoso comienzo. Rehusó dejarse guiar por la luz de sus propios ojos, o por las opiniones y prejuicios de los demás. Es bueno recordar que “los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él.” (2Cr 16:9a). El pensamiento recto conducirá a la recta acción, y la fuerza de Dios está del lado de los justos. Asa no solo “quebró las imágenes”, sino que también “mandó a Judá que buscase a Jehová el Dios de sus padres”. (2Cr 14:3-4). No es suficiente con quitar lo malo de en medio. Tenemos que buscar lo recto. De nada servirá abandonar los ídolos si no nos volvemos a Dios (1Ts 1:9). II. Su gran fe. La fe de Asa fue puesta a prueba cuando su ejército de 580. 000 se vio ante 1.000.000 de etíopes y 300 carros, pero se mantuvo firme. “Y clamó Asa a Jehová su Dios, y dijo: ¡Oh Jehová, para Ti no hay diferencia alguna en dar ayuda al poderoso o al que no tiene fuerzas! Ayúdanos, oh Jehová Dios nuestro, porque en Ti nos apoyamos, y en tu nombre venimos contra esta gran muchedumbre” (2Cr 14:11). Asa mira a los muchos como nada, pero la “ayuda de Dios” es todo. Ésta es la obra de la fe, y la fe alcanza la victoria, porque “Jehová deshizo a los etíopes delante de Asa”. (2Cr 14:12). Lo hizo porque Asa se apoyó en Dios y confió en su Nombre para ello. “Ésta es la victoria que vence al mundo, nuestra fe”. (1Jn 5:4). III. La oportuna advertencia que recibió. “Vino el Espíritu de Dios sobre Azarías hijo de Obed, y salió al encuentro de Asa, y le dijo: Oídme, Asa y todo Judá y Benjamín: Jehová estará con vosotros, si vosotros estáis con Él… Pero esforzaos vosotros (…) pues hay recompensa para vuestra obra” (2Cr 15:1-7). Éste mensaje inspirado por el Espíritu Santo fue dado después de la gran victoria de fe para que Asa no se ensoberbeciera. Jesucristo pide que “Si crees, verás la gloria de Dios” (Jn 11:40). IV. Su poderosa influencia. “Muchos de Israel se habían pasado a él, viendo que Jehová su Dios estaba con él” (2Cr 14:9). Muchos extranjeros del reino de Israel se unieron a las filas del rey de Judá cuando vieron que Dios estaba de su lado. Los que logran victorias por la fe son los más influyentes de todos los líderes. Pero el elemento sobrenatural debe ser evidente en el líder designado por Dios. “Mis ovejas”, dice Cristo, “oyen mi voz, y Yo las conozco, y me siguen”. (Jn 10:27). La influencia de Asa era no solo atractiva, sino de lo más eficaz al pueblo prometer “solemnemente que buscarían a Jehová el Dios de sus padres, de todo su corazón y de toda su alma” (2Cr 15:12-14). V. Su repentino fracaso. Cuando “subió Baasá rey de Israel contra Judá… entonces sacó Asa plata y oro de los tesoros de la casa de Jehová y… envió a Ben-adad rey de Siria” (2Cr 16:1-4). Esto era un soborno enviado al rey de Siria para que le ayudara contra