784 - Cántico de acción de gracias. 1Cr 18:8

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

784 – 1Cr 16:8 Cántico de acción de gracias. Alabad a Jehová, invocad su nombre, Dad a conocer en los pueblos sus obras. El cántico de alabanza y de acción de gracias viene después que el Arca de Dios ha encontrado su puesto justo “en medio de la tienda que David había levantado para ella” (1Cr 16:1), que luego recibirá como nombre “el tabernáculo de David” (Hch 15:16), y es después de haberse ofrecido sacrificios a Dios, y que el pueblo bendijera el Nombre de Jehová (1Cr 16:1-3). La gratitud brota en verdad cuando Dios ha obtenido, su lugar correcto, en todo lugar y en la vida. Este es un salmo que refleja los sentimientos del pueblo postexilico que necesitaba recordar: (1) lo que Dios había hecho por ellos (1Cr 16:8-13), (2) la perpetuidad del pacto y por la fidelidad con ellos (1Cr 16:14-18), (3) su protección en la tierra prometida (1Cr 16:19-22), (4) la grandeza y superioridad del Dios de Israel (1Cr 16:23-27), (5) que Dios es digno y merecedor de toda alabanza de parte del pueblo y de la tierra (1Cr 16:28-36). Este cántico nos enseña: I. Lo que debiéramos buscar. “Buscad a Jehová y su poder; buscad su rostro continuamente” (1Cr 16:11). Hay aquí un triple objeto puesto ante el buscador. 1. Buscad al Señor; buscadle a Él para salvación. El que me halla, dice Él, halla la vida. Ésta es la vida eterna: conocerle a Él. 2. Buscad su poder para el servicio. Los que esperan en el Señor tendrán nuevas fuerzas. A los que no tienen fuerza, Él les aumenta la fuerza. (Is 40:29-31). 3. Buscad su rostro continuamente para comunión. Tener la luz de su rostro es tener la luz de su presencia. “Buscad, y hallaréis”. (Mt 7:7). II. Lo que debiéramos cantar. “Cantad a Él, cantadle salmos” (1Cr 16:9). Si “toda la tierra” debiera cantar al Señor (1Cr 16:23), ¡cuánto más aquellos que han sido redimidos por su Hijo, y fortalecidos por su gracia y Espíritu! “Cantad a Jehová, vosotros sus santos, y celebrad la memoria de su santidad.” (Sal 30:4). Tenemos muchos salmos que cantar al Señor: el salmo de liberación, el salmo de perdón, el salmo de paz, otro de esperanza, otro de gozo, y aquel otro, el más dulce de todos, el salmo de su presencia. “Cantad a Dios, cantad; cantad a nuestro Rey, cantad; porque Dios es el Rey de toda la tierra; cantad con inteligencia.” (Sal 47:6-7). Dios oye nuestro cántico y oración. “Alaba, oh alma mía, a Jehová. Alabaré a Jehová en mi vida; cantaré salmos a mi Dios mientras viva.” (Sal 146:1-2). III. Lo que debiéramos dar. “Alabad a Jehová, invocad su nombre, dad a conocer en los pueblos sus obras.” (1Cr 16:8). “Dad a Jehová gloria y poder” (1Cr 16:28). “Dad a Jehová la honra debida a su nombre” (1Cr 16:29). Las mejores gracias que podemos dar al Señor es darle una vida de agradecida confianza en Él siempre. Le damos “gloria y poder” cuando actuamos como aquellos que creen en su gloria y dependen de su fortaleza. No podemos darle “la honra debida a su nombre” solo hablando de ello, sino dejando que aquella gloria controle nuestro ser para que su Nombre sea glorificado en nosotros. “De gracia recibisteis, dad de gracia”. (Mt 10:8). Dad aquella gracia y amor tan libremente dados en Cristo Jesús. IV. Lo que debiéramos recordar. 1. “Haced memoria de las maravillas que ha hecho, de sus prodigios” (1Cr 16:12). Sus obras. Los israelitas nunca debían olvidar el hoyo del que habían sido extraídos, ni la manera en que habían sido sacados. Fueron salvados por obras y maravillas tan grandes que pueden encontrar su único antitipo en la vida, muerte y resurrección del Señor Jesucristo. 2. “Haced memoria… de los juicios de su boca.” Recordemos las palabras de Cristo: “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.” (Jn 6:63), y lo mismo lo son sus obras. Los judíos lloraban cuando se acordaban de Sion; nosotros podemos regocijarnos en cada memorial de Cristo. 3. “Recuerden su pacto para siempre, el compromiso que adquirió con mil generaciones.”