781 - Joaquín, salvo por gracia. 2Re 25:27.
Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio
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781 – 2Re 25:27 Joaquín, salvo por gracia. Aconteció a los treinta y siete años del cautiverio de Joaquín rey de Judá, en el mes duodécimo, a los veintisiete días del mes, que Evil-merodac rey de Babilonia, en el primer año de su reinado, libertó a Joaquín rey de Judá, sacándolo de la cárcel; Las divinas advertencias del castigo por desobedecer en Lv 26:14-46 tuvieron su cumplimiento en el reinado de Joaquín. “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.” (Ga 6:7). El pecado atrae la ruina sobre todas las naciones e individuos que ceden a su tenebroso dominio. El rey de Babilonia era la espada vengativa de Dios en el castigo de Judá por su rebelión contra Él. Joaquín fue llevado en cautiverio y echado en una cárcel en Babilonia, donde permaneció por treinta y siete años. Pero el nuevo rey de Babilonia, Evil-merodac, tuvo misericordia de él, y en gracia obró un cambio maravilloso para él, dándonos una ilustración de la gracia maravillosa de Dios. I. Liberado. “Libertó a Joaquín de la prisión” (2Re 25:27). Ésta era su primera necesidad. No podía libertarse él a sí mismo. La gracia de Dios que trae salvación tiene un gran poder salvador. “Me saco del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso” (Sal 40:2); “el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo” (Col 1:13). Como fue con el rey de Judá, así es con nosotros; no hay liberación sin el poder de nuestro Señor Jesucristo. “conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” (Jn 8:32,36). II. Confortado. “Le habló con benevolencia.” (2Re 25:28a). La ley no tiene ninguna palabra benevolente que decir, pero la gracia sí. Por la gracia habéis sido salvados. (Ef 2:5). Todos los redimidos por el poder de Cristo son consolados por el Espíritu Santo. La religión humana intenta hablar, consolar a los hombres aún en la prisión del pecado; la gracia de Dios primero los salva, luego los consuela, anima, conforta. La sangre de su victoria va por delante del agua de su consolación. Solo Cristo sabe hablar a los cansados y te invita: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.” (Mt 11:28). “Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación” (2Co 1:3-4). III. Exaltado. “Puso su trono más alto que los tronos de los reyes que estaban con él en Babilonia.” (2Re 25:28b). Joaquín recibió la preeminencia entre los otros reyes que estaban como él cautivos en Babilonia. Todo este incidente puede ser profético de la futura exaltación y gloria de Judá, como es también con cada creyente salvo por gracia. “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” (Ef 1:3). El pecado y fracaso abundantes son vencidos y dominados por la sobreabundante gracia de Dios (Ro 5:20). Si grande había sido la caída del hombre por medio del pecado, su exaltamiento por medio de la gracia ha sido mayor. Dios puede levantar al mendigo sin hogar desde el muladar hasta hacerle sentar entre los príncipes del cielo. (Sal 113:7-8). IV. Vestido. “Le cambió los vestidos de prisionero.” (2Re 25:29a). Los vestidos de prisionero hablan de culpa, derrota, vergüenza y esclavitud; pero ahora se han ido, y en lugar de ellos recibe vestimentas de hermosura. Así es con aquellos que han sido salvos por la gracia. Las cosas viejas que hablaban de fracaso, degradación y encarcelamiento son quitadas, y son dadas aquellas cosas que hablan de gloria, honra, inmortalidad y vida eterna. Pronto se evidenciará un cambio cuando un alma haya sido liberada de la ley del pecado y de la muerte: los trapos sucios de la justicia propia dan lugar a la justicia de Dios, que es para todos y sobre todos los que creen.