778 - Ezequías, la oración eficaz. 2Re 19:19.
Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio
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778 - 2Re 19:19 Ezequías, la oración eficaz. Ahora, pues, oh Jehová Dios nuestro, sálvanos, te ruego, de su mano, para que sepan todos los reinos de la tierra que sólo tú, Jehová, eres Dios. Dadle al mundo y a la carne un dedo, y querrá todo el brazo. Consentir con el mal en un punto es poner en peligro toda nuestra fortaleza de Dios. Ezequías había sido prosperado por seguir y obedecer a Dios “Y Jehová estaba con él; y adondequiera que salía, prosperaba. El se rebeló contra el rey de Asiria, y no le sirvió.” (2Re 18:7). Pero, trece años después, por miedo al monarca de Asiria, se echó atrás cobardemente, y despojó “la Casa de Jehová” de su plata y oro para pagar su ofensa de declararse independiente (2Re 18:14-15). El que retrocede en la fe se debilita en su testimonio (He 10:39). Ahora, tres años después de intentar satisfacer al enemigo con plata y oro, éste vuelve con un gran ejército, sitiando Jerusalén y exigiendo el sometimiento absoluto (2Re 18:17-25). Parece que las blasfemas palabras y cartas del rey de asiria, llevaron a Ezequías a volver en si como el hijo prodigo, y ser consciente de la necesidad de sabiduría y poder divinos (2Re19:9-14). Ezequías solo tiene dos caminos: someterse a Senaquerib, rey de asiria, o someterse al Dios vivo, rey del universo. No puede servir a dos amos; y nosotros tampoco. Ezequías eligió la mejor parte, y en oración expuso su causa delante del Señor. “E invócame en el día de la angustia; Te libraré, y tú me honrarás.” (Sal 50:15). Consideremos la oración eficaz de Ezequías: I. Oración urgente. Lo que estaba en juego era la libertad o la esclavitud de la nación. Ezequías estaba consciente de la crisis que le había sobrevenido y pide al profeta Isaías que ore a Dios diciendo: “Este día es día de angustia, de reprensión y de blasfemia; porque los hijos están a punto de nacer, y la que da a luz no tiene fuerzas. Quizá oirá Jehová tu Dios todas las palabras del Rabsaces, a quien el rey de los asirios su señor ha enviado para blasfemar al Dios viviente, y para vituperar con palabras, las cuales Jehová tu Dios ha oído; por tanto, eleva oración por el remanente que aún queda.” (2Re 19:3-4). ¿Como siervos de Cristo, somos conscientes de la situación actual? ¿No es tiempo de la angustia de la indiferencia, del castigo del entusiasmo del mundo, y del oprobio de la incredulidad? Así que, “orad sin cesar” (1Ts 5:17) II. Oración personal y sin reservas. Ezequías, luego recibe cartas de amenaza del rey de asiria, y va personamente con las cartas a la casa de Dios para orar, y: “subió a la casa de Jehová, y las extendió Ezequías delante de Jehová” (2Re 19:14). Algunas cartas, mensajes son como torpedos, escritas con el propósito de destruir tu: paz, dicha, gozo, utilidad, confianza en Dios. Otros no tienen la valentía de escribir sino que murmuran, calumnian contra ti. Tratalas como Ezequías, “extiéndelas delante del Señor”; Dios en su omnisciencia ya conoce las cartas, mensajes, y a los detractores pero desea como todo padre que las expongamos delante de Él. “Encomienda a Jehová tu camino, y confía en Él; y Él hará.” (Sal 37:5). III. Oración honrosa para Dios. Ezequías considera el lenguaje del rey de asiria una blasfemia contra “el Dios viviente” (2Re 19:16), y suplica liberación para que Dios sea glorificado: “Ahora, pues, oh Jehová Dios nuestro, sálvanos, te ruego, de su mano, para que sepan todos los reinos de la tierra que solo Tú, Jehová, eres Dios” (2Re 19:19). Cuando lo que hacemos es para la honra y gloria del Señor Jesucristo, podemos confiar que Dios haga grandes cosas por nosotros. “Si me pedís algo en mi nombre”, para Mi gloria, “Yo lo haré” (Jn 14:14). Ésta es la poderosa y verdadera base de la oración eficaz. Todos los propósitos egoístas, exigencias, declaraciones, decretos, reclamos del ser humano deben ser crucificados si la gloria de Dios es el motivo de la vida y el argumento en la oración. “Si no oyereis, y si no decidís de corazón dar gloria a mi nombre, ha dicho Jehová