777- Ezequías, el secreto del éxito. 2Re 18:5-6.

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

777 - 2Re 18:5-6 Ezequías, el secreto del éxito En Jehová Dios de Israel puso su esperanza; ni después ni antes de él hubo otro como él entre todos los reyes de Judá. Porque siguió a Jehová, y no se apartó de él, sino que guardó los mandamientos que Jehová prescribió a Moisés. Hay quienes buscan el éxito durante la vida sin lograrlo. Corren tras el éxito doblando cada esquina en dos ruedas, buscando acumular riquezas, bienes materiales, conocimiento, hacer obras de caridad, aplausos de los hombres, y terminan sus vidas en un callejón sin salida como rama seca que solo sirve para ser echada al fuego. El verdadero éxito solo se puede conseguir en Aquel “en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.” (Col 2:3). Su nombre es Jesucristo. “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Porque en Él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.” (Col 2:8-10). El verdadero éxito tiene la mejor recompensa: “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Ro 6:23). I. La confianza en Dios. Ezequías consiguió el secreto del éxito porque: “En Jehová Dios de Israel puso su esperanza; ni después ni antes de él hubo otro como él entre todos los reyes de Judá. Porque siguió a Jehová, y no se apartó de él, sino que guardó los mandamientos que Jehová prescribió a Moisés. (2Re 18:5-6). El verdadero secreto del éxito tiene por lo menos tres características: 1. Ezequías confió. “En Jehová Dios de Israel puso su esperanza”. Muchos ponen la esperanza en el dinero, su conocimiento, el trabajo, la familia, los bienes materiales, dioses hechos por manos de hombre. Pero la confianza del genuino creyente está en el Dios vivo y verdadero. “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos” (1Pe 1:3). 2. Se aferró. “siguió a Jehová, y no se apartó de él” 3. Ezequías guardó la palabra de Dios. “los mandamientos que Jehová prescribió a Moisés”. Guardar es obedecer, “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.” (Stg 1:22). Dios afirma: “miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra.” (Is 66:2). II. Lo que Dios hizo por Ezequías. Existen dos tipos de obediencia: 1. Obediencia a los mandamientos de hombres, tradiciones, etc. 2. Obediencia que se produce por la fe en Dios. De esta manera por la fe en Dios, obedecemos, damos frutos de buen testimonio, y hacemos obras de fe. Obedecer, seguir los mandamientos, consejos, sabidurías de hombres lleva al éxito temporal y el fracaso eterno. El verdadero éxito se consigue cuando por la fe en Dios le obedecemos y seguimos. Ezequías siguió estos principios y la recompensa fue: 1. Dios estuvo con Ezequías. “Y Jehová estaba con él;” (2Re 18:7a). 2. Dios prosperó a Ezequías. “y adondequiera que salía, prosperaba.” (2Re 18:7b). “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.” (3Jn 1:2). III. Lo que Ezequías hizo por Dios. Ezequías hizo lo recto de delante de Dios, no fue un simple oidor sino hacedor de la palabra de Dios (Stg 1:22). La fe en Dios lo hizo obediente a la palabra de Dios. 1. Llamó las cosas por su nombre (2Re 18:4). Ezequías llamó al pecado, pecado, a la serpiente de bronce la llamó Nehustan: pedazo de bronce, no le cambió el nombre y los eliminó, destruyó. “El quitó los lugares altos, y quebró las imágenes, y cortó los símbolos de Asera, e hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés, porque hasta entonces le quemaban incienso los hijos de Israel; y la llamó Nehustán.” (2Re 18:4). 2. Se separó de los impíos