759 - Eliseo, equipado para servir. 2Re 2:14.

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

759 – 2Re 2:14 Eliseo, equipado para servir. Y tomando el manto de Elías que se le había caído, golpeó las aguas, y dijo: ¿Dónde está Jehová, el Dios de Elías? Y así que hubo golpeado del mismo modo las aguas, se apartaron a uno y a otro lado, y pasó Eliseo. Mientras araba, Elías “echó sobre Eliseo su manto” (1Re 19:19). Esto era evidencia de haber sido “llamado por Dios”. Eliseo no predicó como un candidato, no hizo publicidad ni marqueting. El “llamamiento” de Dios va acompañado de capacitación y apoyo (Lev 8:1,6,13, 24,30; Is 6:1-13). Eliseo sirvió, apoyó y acompañó a su amo hasta ser arrebatado al cielo. Sirvió voluntariamente a Dios, a Elías y al prójimo cumpliendo su llamado. Eliseo no era de los que sirven solo para salir en las fotos, no buscaba aplausos de los hombres, solo quería el aplauso de Dios y escuchar: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.”(Mt 25:21). Veamos a Eliseo como el tipo siervo fiel de Cristo. I. Sigue los pasos de su amo. Eliseo dijo: “Vive tu alma, que no te dejaré” (2Re 2:2-6). Elías se estaba preparando para partir a la eternidad, y Eliseo lo siguió de cerca desde Betel (la Casa de Dios) hasta el Jordán, el lugar de la Muerte y de la Separación. La genuina devoción debería mantenernos caminado siempre cerca del Señor (Rut 1:16). Pedro siguió de lejos, negaba al Señor, y el canto del gallo lo delató “ki ki ri ki mentiroso” y la consecuencia fue: “lloró amargamente” (Mt 27:42). Pablo dio testimonio: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.”(Gá 2:20), por eso podía decir: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.”(1Co 11:1). II. Participa de la victoria de su amo. “Las cuales [aguas] se apartaron a uno y otro lado, y pasaron ambos en seco” (2Re 2:8). Como con Elías, así con Cristo, las oscuras aguas de la muerte (el Jordán) corrían entre Él y su ascensión al Cielo, pero fue a través de ellas. Nosotros, sus seguidores, compartimos ahora su victoria: “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.” (1Co 15:55-57). “¡Gracias a Dios por su don inefable!” (2Co 9:15). III. Busca el espíritu de su amo. Elías dijo a Eliseo: “Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea quitado de ti. Y dijo Eliseo: Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí.” (2Re 2:9). Gozaba de estar con su amo, y ahora quiere ser como él. Éste es el genuino deseo de conocer a Cristo, ser hechos semejantes a Él “a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a Él en su muerte” (Fil 3:10). Cada creyente tiene la misma participación del espíritu: “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Él.” (Ro 8:9). ¡Cuán pocos parecen tener la doble porción! (Hch 19:2; 1Jn 2:27). “Procurad, pues, los dones mejores.” (1Co 12:31). IV. Es testigo de la gloria de su amo. “He aquí un carro de fuego con caballos de fuego… y Elías subió al cielo en un torbellino. Viéndolo Eliseo…” (2Re 2:11-12). Habiendo seguido a Cristo a la muerte y sepultura por la fe, venimos a ser testigos oculares de su gloria en Resurrección (Ro 6:11; 2Pe 1:16-17). Eliseo debe seguir a su amo a través del Jordán para verlo ascender. Esto es un ejemplo de la iglesia, sin mancha y sin arruga que oye y obedece la voz de Cristo, y que será arrebatada viva al cielo: “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos