758 - Elías, el varón de Dios. 2Re 1:10.

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

758 – 2Re 1:10 Elías, el varón de Dios. Y Elías respondió y dijo al capitán de cincuenta: Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta. Y descendió fuego del cielo, que lo consumió a él y a sus cincuenta. Ocozías, rey de Israel, era hijo de un padre malvado, Acab, cuyos caminos de idolatría siguió, pero su reinado fue breve, de solo dos años. Ocozías sufrió graves daños cuando “cayó por la ventana de una sala de la casa que tenía en Samaria; y estando enfermo, envió mensajeros, y les dijo: Id y consultad a Baal-zebub dios de Ecrón, si he de sanar de esta mi enfermedad.” (2Re 1:2). Esta enfermedad pudo ser de bendición si hubiera pedido ayuda divina; pero en lugar de clamar al Dios del cielo, decidió consultar al dios de las moscas, ignorando así al Dios de Israel. Pero “Dios no puede ser burlado’ (Gá 6:7); y envía a su siervo Elías “el varón de Dios” a cruzarse con los mensajeros del rey con la sentencia de muerte. I. Recibió una comisión. “El ángel de Jehová habló a Elías tisbita, diciendo: Levántate, y sube a encontrarte con los mensajeros… y diles: ¿No hay Dios en Israel, que vais a consultar a Baal-zebub?” (2Re 1:3). Como hombre de Dios, estaba llamado a hablar en nombre de Dios. Hay gran necesidad de hablar claro la palabra de Dios, porque multitudes dejan a Dios, “fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua”. (Jer 2:13). ¿Será que Cristo ha fallado y por eso los hombres buscan los placeres del pecado? ¿Acaso el Evangelio de Dios perdió su poder y por eso los hombres siguen otro evangelio? Ah, hombre de Dios, sé fiel a tu llamamiento, y predica a Cristo y a este crucificado. II. Fue creído. Los mensajeros del rey volvieron convencidos de que este hombre hablaba con una autoridad mayor que la humana, y, después de describir su apariencia al rey, éste dijo: “Es Elías tisbita” (2Re 1:8). El estilo de “el varón de Dios” no puede ser el mismo que el de los mortales ordinarios. Si Elías hubiera predicado como muchos predican el Evangelio, se hubieran sonreído, aplaudido como focas, y proseguido en pos de sus “vanidades mentirosas” para pérdida de su propia misericordia (Sal 33:22). III. Fue escarnecido. Los mensajeros trajeron el mensaje de Elías al rey diciendo: “Así ha dicho Jehová: ¿No hay Dios en Israel, que tú envías a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón? Por tanto, del lecho en que estás no te levantarás; de cierto morirás.”(2Re 1:6). Ocozías no reprendió a sus siervos por haber vuelto, sino a aquel “varón de Dios” por haber predicho su muerte. Así que un capitán y sus cincuenta hombres recibieron la orden de prenderle. Encontraron a Elías y en tono de menosprecio e insolencia, dijeron: “Varón de Dios, el rey ha dicho que desciendas” (2Re 1:9), como si el mensaje del rey fuera mayor al mensaje de Dios. El segundo capitán fue más insolente al decir: “Desciende pronto”. Ningún poder terrenal hará descender a un “varón de Dios”, de la cumbre de la comunión en la presencia divina. (Ef 1:3; Neh 6:2-3) IV. Fue vindicado. “Y Elías respondió y dijo al capitán de cincuenta: Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta. Y descendió fuego del cielo, que lo consumió a él y a sus cincuenta.” (2Re 1:10). Algunos falsos predicadores se esfuerzan en justificar a Elías, como si fuera el que fabricó el fuego vengador. Nuestro Dios es un fuego consumidor (Dt 4:24; He 12:29), y Dios no tendrá por inocentes a los que tomen su Nombre en vano. Elías no necesitaba justificarse a sí mismo, sino Dios, que es celoso de su santo nombre, lo hizo de la manera convincente y abrumadora. Dios es el que justifica. “Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar.” (Mt 18:6). Líderes, pastores, iglesia, estos pequeños no son niños, o nuevos creyentes sino cualquier creyente “como Elías