757 -Micaías, el profeta fiel. 1Re 22:8.
Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio
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757 – 1Re 22:8 Micaías, el profeta fiel. El rey de Israel respondió a Josafat: Aún hay un varón por el cual podríamos consultar a Jehová, Micaías hijo de Imla; mas yo le aborrezco, porque nunca me profetiza bien, sino solamente mal. Y Josafat dijo: No hable el rey así. La unión o la cantidad no siempre hace la fuerza, porque en este capítulo se expone que un yugo desigual con incrédulos es una total debilidad. Dios está dispuesto a usar cosas débiles, pero no cosas impuras. El impío Acab estaba complacido de gozar de la ayuda del piadoso Josafat, que anhelaba poder consultar a un verdadero profeta, y al final se llamó a Micaías, hombre noble, con algo de la osadía del profeta Elías. I. ¿Quién era Micaías? 1. Era un hombre santo, fiel a Dios (1Re 22:8). El significado de su nombre es: “¿Quién es como Jehová?” En su carácter era como Dios, y en su testimonio no hay nadie como Dios. Era el portavoz y representante de Dios, una luz para resplandecer en un lugar oscuro. 2. Fue tentado. El mensajero que le fue enviado de parte del rey para llamarlo trató de persuadirlo para que dijera cosas que complacieran al rey, como habían hecho los otros profetas (1Re 22:13). La tentación era a complacer a los hombres antes que a Dios. Pablo dijo: “Si agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo”. (Gá 1:10). Los cuatrocientos falsos profetas del rey Acab profetizaban lo que el rey quería oír, palabras agradables al oído, pero el hombre que representa a Dios tiene que estar preparado para hablar verdad aunque quede solo. 3. Fue fiel. “Y Micaías respondió: Vive Jehová, que lo que Jehová me hable, eso diré” (1Re 22:14). Cuando le dijeron a Lutero que todo el mundo estaba en contra de él, su respuesta fue: “Entonces yo estoy contra todo el mundo”. El predicador fiel nunca dejará de enseñar “todo el consejo de Dios” (Hch 20:27). El que cuente mi palabra, cuente mi palabra verdadera. “¿Qué tiene que ver la paja con el trigo?” (Jer 23:28). Micaías no habló paja sino trigo que traspasó a Acab como espada de dos filos porque moriría (1Re 22:17). Y Acab dijo: “Ninguna cosa buena profetizará él acerca de mí, sino solamente el mal.” (1Re 22:18). II. ¿Cómo se le trataba a Micaías? 1. Era odiado. “Aún hay un varón, Micaías…; mas yo le aborrezco” (1Re 22:8). ¿Por qué lo aborrecía el rey? Por la fidelidad que tenía a Dios. “Nunca me profetiza bien”. Sus palabras no eran lisonjeras para el oído de Acab. Cristo y sus discípulos fueron odiados por la misma causa. “Todo aquel que obra el mal, aborrece la luz” (Jn 3:20). Juan Huss fue odiado por decir: “Prefiero herirlos con la verdad, que matarlos con la mentira. 2. Fue escarnecido. Micaías narra la visión donde un espíritu de mentira sería puesto en la boca de los falsos profetas (1Re 22:19-23). Entonces el falso profeta “Sedequías… golpeó a Miqueas en la mejilla, diciendo: ¿Por dónde se fue de mí el Espíritu de Jehová para hablarte a ti?” (1Re 22:24). ¿Qué saben los falsos profetas o los profesantes aduladores acerca del Espíritu de Dios? Ese ministerio no lo da el Señor (Ef 4:11). Los falsos siempre están dispuestos a golpear con la lengua por cuanto no hay gracia de Dios en sus labios. 3. Fue encarcelado. “Echad a éste en la cárcel” (1Re 22:27). Se convirtió en el enemigo de los soberbios por decir la verdad. Es fácil atar a un siervo de Dios, pero la Palabra de Dios no puede ser atada; no está presa, su Espíritu, como el viento, sopla donde quiere. Pablo en la cárcel escribió cartas extraordinarias que han edificado a la iglesia durante siglos. En su primera cárcel escribió: Efesios, Filipenses, Colosenses, y Filemón. En su segunda cárcel escribió su última carta: 2Timoteo. Pablo pedia: “hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor corra y sea glorificada” (2Ts 3:1). “que con denuedo [valentía] hable de Él [Cristo], como debo hablar.” (Ef 6:20). III. ¿Qué sucedió con la profecía de Micaías? (1Re 22:17). 1. Se cumplió, aunque algunos no lo creyeran. El rey ordenó que fuera encerrado