754 - Elías y su sucesor Eliseo. 1Re 19:19

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

754 – 1Re 19:19 Elías y su sucesor Eliseo. Partiendo él de allí, halló a Eliseo hijo de Safat, que araba con doce yuntas delante de sí, y él tenía la última. Y pasando Elías por delante de él, echó sobre él su manto. Eliseo era un hombre joven, y aceptó sin una protesta cuando Elías, por orden de Dios, acudió a ungirlo como profeta “en su lugar”. Elías puso su manto en los hombros de Eliseo para mostrar que él sería su sucesor. Más tarde, cuando hubo terminado la transmisión del ministerio, Elías dejará su manto para Eliseo (2Re 2:11-14). En Eliseo vemos un llamado de Dios dando ejemplo de servir y no para ser servido. I. Significado de su nombre. Eliseo significa Dios es Salvación. Era un nombre bien adecuado para el hombre que iba a asumir la dirección en esta época de crisis nacional. En lo más negro de su desaliento, Elías dijo: “Y sólo yo he quedado”, pero el Señor reprendió su pesimismo diciendo: “Yo haré que queden en Israel siete mil”, y Eliseo era uno de ellos. La vida posterior de Eliseo demuestra que era fuerte allí donde Elías estaba inclinado a ser débil: en ser fiel y cuidadoso hasta los detalles más pequeños de la vida. La fe de Elías fue poderosa en el Monte Carmel, pero le falló bajo el enebro. El hombre que conoce que la presencia de Dios es Salvación será ciertamente firme e inconmovible en la obra del Señor. II. El tiempo de su llamamiento. Fue mientras estaba “arando” (1Re 19:19). Dios no llama a los desocupados sino a los ocupados. A los que les gusta trabajar. Eliseo era solo un labrador. Sí, pero ¿quién puede determinar qué profundidades de ejercicio del alma y de agonía del corazón puede haber sufrido por el Israel recaído mientras seguía a los bueyes por el campo? Dios es el que conoce los anhelos secretos de su corazón llamándolo como testigo para Sí. El Señor sabe dónde y cuándo poner “Su mano sobre aquel escondido que en secreto ha sido preparado para un puesto más honroso en su servicio”. El llamamiento divino le vino a Moisés mientras guardaba los rebaños de Jetro (Éx 3:1); a Gedeón mientras trillaba trigo (Jue 6:11); a David cuando estaba trabajando en el redil y sus hermanos descansando en la casa (1Sa 16:11-13; Sal 78:70); a Amós cuando recogía higos silvestres (Amó 7:14). A Pedro y su hermano Andrés cuando estaban pescando (Mt 4:18-19). Todos los discípulos de Cristo fueron llamados de profesiones comunes, sencillas. Un llamado a los creyentes apostatas: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” (Ap 3:20). III. La forma de su llamamiento. “Y pasando Elías por delante de él, echó sobre él su manto” (1Re 19:19). Vino repentinamente, aunque la preparación de Eliseo debe haber estado en marcha durante varios años. Vino de una manera inconfundible. El manto o espíritu del profeta había caído ahora sobre él. Y ahora le era una santa unción del Señor (1Re 19:16). El manto de Elías era el símbolo del Espíritu de poder. Al echar sobre él su manto, Elías simbolizaba que había escogido a Eliseo para que recibiera la autoridad y el poder de su cargo. Eliseo no podía hacer obras poderosas para Dios sin este bautismo. Ni tampoco podemos nosotros. El Señor mandó a los discípulos: “Quedaos… hasta que seáis revestidos de poder desde lo alto” (Lc 24:49). Fue una experiencia imposible de olvidar e ignorar como en Hch 2, 10, y19:1-6. IV. Los efectos de este llamamiento. Fue seguido: 1. Por una respuesta instantánea. “Entonces, dejando él los bueyes, vino corriendo en pos de Elías” (1Re 19:20). No esperó una mejor oportunidad. Debemos estar siempre dispuestos y listos para ser conducidos por el Espíritu, y a andar en Él y con Él. (Jn 14:16-17). Deberíamos reconocer el llamamiento de Dios, mediante la venida sobre nosotros del Espíritu Santo. “Pon tu corazón a todas las cosas que te voy a mostrar” (Ez 40:4). 2. Un amor filial. “Te ruego que me dejes besar a mi padre y a mi madre, y luego te seguiré” (1Re 19:20).