747 - Elías, el profeta de la sequía. 1Re 17:1
Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio
![](https://is1-ssl.mzstatic.com/image/thumb/Podcasts211/v4/4c/d2/9c/4cd29c74-c2bb-3dbc-ecfc-53754ddb7d69/mza_5797772391143400091.jpg/300x300bb-75.jpg)
Kategorier:
747 – 1Re 17:1 Elías, el profeta de la sequía. Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra. Acab, el soberbio rey de las diez tribus del norte, Israel, había tomado como mujer a Jezabel, la hermosa pero perversa sidonia. Por medio de su influencia son muertos los profetas de Dios, y el culto de Baal queda establecido en la tierra como la religión nacional (1Re 18:4). Solo siete mil entre los miles de Israel permanecen fieles a Dios en sus corazones, y estos, por miedo al rey, se ocultan a sí mismos y ocultan su testimonio. Toda la nación parece abrumada por esta inundación de idolatría. Dios levanta a un profeta, Elías tisbita, ferviente intercesor (Stg 5:17). Es posible que Elías estuviera intercediendo por Israel, Dios responde su clamor y lo escoge como el instrumento para hacer volver a la nación de nuevo a la adoración al Dios vivo y verdadero. Y para cumplir esta obra es investido de toda la autoridad. El nombre de Elías significa “Jehová es Dios”. El ministerio del profeta Elías se correspondió con su nombre: fue enviado por Dios para enfrentarse al baalismo y para declarar a Israel que Jehová era Dios y que no había otro. Elías estando en la presencia de Dios dice: “No habrá lluvia ni rocío en estos años sino por mi palabra”. Los intereses y el poder de Dios son encomendados a este siervo, porque está totalmente consagrado a Él. Habiendo sido dotado de poder, sale a Samaria para declarar el mensaje de Dios a oídos de Acab. I. Elías, separado para Dios. “Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy.” Y estaba como uno 1. Que creía en Dios. Su fe le daba la victoria sobre todo temor de Acab. Los que tienen a Dios delante de sí no actuarán cobardemente en presencia de ningún monarca terreno. Después de Pentecostés, Pedro y Juan fueron llenos del mismo santo valor que Elías (Hch 4:19-20). 2. Aceptado por Dios. Elías se había presentado a Dios para poder ser un canal por medio del que Sus palabras pudieran llegar a los corazones de los impíos, y por medio de quienes pudiera manifestarse el poder de Dios. EL Señor aceptó este ofrecimiento, y lo llenó como vaso de barro con su tesoro divino (2Co 4:6-7). 3. En comunión con Dios. Toda la fuerza del ser moral y espiritual de Elías estaba del lado del Dios de Israel. Había una unidad de propósito entre los dos. Toda idea de buscar lo propio quedaba seca por el fuego de la presencia de Jehová. El secreto del valor y del poder en la obra de Cristo reside en conocer su voluntad y en deleitarse en cumplirla. (Jn 14:23). 4. Que estaba atento a Dios. Como los ojos de la sierva se vuelven hacia su señora, esperando la siguiente indicación de su voluntad, así era la vida de Elías delante del Señor Dios de Israel. (Sal 123:2). Que así estén atentas a Él nuestras almas. La posición de Elías delante del Señor no era de apatía, sino con aquella actitud valerosa de uno cuya vida era una protesta en contra del pecado popular de la nación: la idolatría. “Así alumbre vuestra luz” (Mt 5:16). 5. Que tenía la autoridad de Dios. Elías habla como si el poder de Dios y los recursos del cielo estuvieran a su disposición. “No habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra”. Le habían sido dadas las llaves del cielo, y los tesoros del rocío y de la lluvia serían derramados solo cuando decidiera él abrir la puerta. Era el poder, la presencia de Dios obrando a través de Elías ¿No es el don del Espíritu Santo igualmente eficaz hoy en día para cumplir los propósitos de Dios para reivindicar a hombres para la comunión de su Hijo? Elías, como Jesucristo, hablaba como uno que tenía autoridad, porque tenía la autoridad de Dios para aquello que decía. Elías era un hombre “sujeto a pasiones semejantes a las nuestras”(Stg 5:17). Pero, ¿tenemos nosotros la fe de Elías? (Mr 9:23). Elías aparece de la nada y el escritor solo dice que es de Tisbe.