743 - Muerte del profeta anónimo. 1Re 13:29-30.

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

743 – 1Re 13:29-30 Muerte del profeta anónimo. Entonces tomó el profeta el cuerpo del varón de Dios, y lo puso sobre el asno y se lo llevó. Y el profeta viejo vino a la ciudad, para endecharle y enterrarle. Y puso el cuerpo en su sepulcro; y le endecharon, diciendo: ¡Ay, hermano mío! Es siempre muy triste ver aquellos que fueron una vez poderosamente empleados por Dios tropezar al fin en la tentación y cayendo presas de aquel que acecha como león rugiente, buscando a quien devorar (1Pe 5:8). Pero aunque el león quitó la vida a este profeta de Dios, no le fue permitido devorarlo (1Re 13:34). I. Era un verdadero creyente. Se le llama “varón de Dios” (1Re 13:1). No era un simple “hombre del mundo”, cuya porción está en esta vida, no era un creyente que estaba usurpando un ministerio por no tener el llamado de Dios, sino uno que tenía tratos personales con Dios, y al que pertenecía de corazón y vida. No un simple profesante, servidor del tiempo, seguidor de los hombres, sino un verdadero siervo del Altísimo. Pablo da ejemplo afirmando: “¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.” (Gá 1:10). II. Era un hombre con un mensaje. “Por palabra de Jehová vino de Judá a Betel” (1Re 13:1). La construcción gramatical del original hebreo hace que la acción sea muy actual y fuerte: “Mira que llega un hombre de Dios procedente de Judá por mandato del Señor para Betel”. Tenía un ministerio de advertencia y condenación. “Un varón de Dios” al que Dios había llamado, capacitado, y usado como “vaso de barro para que la excelencia del poder sea de Dios” (2Co 4:7), instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra. (2Ti 2:21). El título varón de Dios es usado unas 70 veces en el AT para referirse a los ministros llamados por Dios (Dt 33:1). En el NT se usa “hombre de Dios” (1Ti 6:11; 2Ti 3:17). III. Era un hombre valeroso. “clamó contra el altar por palabra de Jehová y dijo: Altar, altar, así ha dicho Jehová: He aquí que a la casa de David nacerá un hijo llamado Josías, el cual sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos que queman sobre ti incienso, y sobre ti quemarán huesos de hombres.” (1Re 13:2). Testificó contra el altar erigido por Jeroboam para ofrecer sacrificio que no le era permitido como rey. Los hombres llamados por Dios no tienen que hacer publicidad ni marketing esta profecía se cumplirá 300 años después por el rey Josías (2Re 23:15-19; 2Cr 34:5-7). IV. Era un hombre poderoso. Se cumplió la señal: “he aquí que el altar se quebrará, y la ceniza que sobre él está se derramará.” (1Re 13:3). El rey Jeroboan enfurecido dijo: ¡Prendedle! Mas la mano que había extendido contra él, se le secó, y no la pudo enderezar. (1Re 13:4). Las “señales que seguirán” son siempre las evidencias de que el hombre no sirve a Dios con sus propias energías. Su poder estaba en el Nombre de Jehová. Preguntémonos: ¿Dios está obrando por medio de mí? ¿Me ha llamado Dios a un ministerio o estoy imitando a otros? ¿Hay evidencias, señales del llamado al ministerio? (1Co 12:11; Ef 4:11). V. Era un hombre abnegado. Luego de ser usado con misericordia Dios para restaurar la mano del rey, este le pidió que acudiera a su casa a comer y a recibir un presente, pero el profeta de Dios se rehusó (1Re 13:6-9). No era un asalariado en la obra del Señor. No iba a comer con gente de dinero que después hará exigencias. Él sabía lo que era negarse a sí mismo y tomar su cruz y seguir a Aquel que lo había llamado porque Jesucristo exige “el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.”(Lc 14:27). VI. Muerte del profeta anónimo (1Re 13:11-24). Un falso creyente, viejo mentiroso, se entera por su hijo sobre las señales del profeta anónimo y va a su encuentro mintiendo: “un ángel me ha hablado por palabra de Jehová, diciendo: Tráele contigo a tu casa” (1Re 13:18).