735 - El rey más grande de Israel. 1Re 2:10-11.

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

735 – 1Re 2:10-11 El rey más grande de Israel. Y durmió David con sus padres, y fue sepultado en su ciudad. Los días que reinó David sobre Israel fueron cuarenta años; siete años reinó en Hebrón, y treinta y tres años reinó en Jerusalén. El fin de una era fue marcado por la muerte de David, el rey más grande que jamás tuvo Israel. Fue la terminación de un periodo de tiempo que no se repetirá más sobre la tierra. A pesar de todo lo grande que llegó a ser su hijo Salomón, nunca igualó el reinado de su padre. Es como decir que Dios rompió el molde cuando murió David. El Apóstol Pablo lo refiere como: “Sirvió a su pueblo de acuerdo a la voluntad de Dios y luego murió” (Hch 13:36). El propósito de David fue servir como rey y perpetuar la justicia de Israel. El salmista resume la vida de David en tres versos: Dios “Eligió a David su siervo, y lo tomó de las majadas de las ovejas; de tras las paridas lo trajo, para que apacentase a Jacob su pueblo, y a Israel su heredad. Y los apacentó conforme a la integridad de su corazón, los pastoreó con la pericia de sus manos.” (Sal 78:70-72). En 1Cr 28-29 se describe con más detalle el final de su vida y sus últimas palabras. I. EL SUEÑO NO CUMPLIDO. David invitó al pueblo a una imponente reunión e inicia el discurso, recordándoles el “no” que le dio Dios, cuando quiso edificarle templo. David dijo al pueblo: “Oídme, hermanos míos, y pueblo mío. Yo tenía el propósito de edificar una casa en la cual reposara el arca del pacto de Jehová, y para el estrado de los pies de nuestro Dios; y había ya preparado todo para edificar. Mas Dios me dijo: Tú no edificarás casa a mi nombre, porque eres hombre de guerra, y has derramado mucha sangre.” (1Cr 28:2-3; 2Sa 7:4-5). Sin embargo, Dios le prometió, que sería a través de uno de sus hijos quien edificaría el templo de Jehová. Cuando, Salomón (significa: paz, derivada de la palabra Shalom) nació, fue escogido por Dios para hacer el templo de Dios. David dijo: “Dios me ha dicho: Salomón tu hijo, él edificará mi casa y mis atrios; porque a éste he escogido por hijo, y yo le seré a él por padre.” (1Cr 28:6). Salomón sería un pacificador, un diplomático y no un hombre de guerra como su padre. (1Cr 28:4-8). II. CONSEJOS PARA UN HIJO SIN EXPERIENCIA (1Re 2:1-9; 1Cr 28:9-20). Continúa David con el discurso y ahora se lo dirige personalmente a su hijo Salomón. Selecciona palabras cuidadosamente, ricas en significado, y llenas de emoción basadas en sus años de experiencia: C1) “Conocer Dios”. David hizo énfasis a su hijo que conociera y obedeciera al Dios de su padre. Que sobre todas las cosas, de su vida y gobierno, le diera prioridad a conocer a Dios. “Guarda los preceptos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y observando sus estatutos y mandamientos, sus decretos y sus testimonios, de la manera que está escrito en la ley de Moisés, para que prosperes en todo lo que hagas y en todo aquello que emprendas” (1Re 2:3; 1Cr 28:9a). C2) “Servir a Dios”. “sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario” (1Cr 28:9b). Hace hincapié a su hijo que sirva al Dios de su padre, con integridad y buen ánimo, con todo su corazón y con toda su mente. Que no tenga que obligarte Dios a que lo adores, hazlo de corazón y hazlo de buena gana. C3) “Busca a Dios”. Recurre primeramente a Dios, para todas tus actividades, el te guiara y ayudará en todo. “Yo sigo el camino de todos en la tierra; esfuérzate, y sé hombre. Esfuérzate y actúa” (1Re 2:2; 1Cr 28:11-18). Le explica detalles para construir el templo a Dios. (1Cr 28:9c-10). C4) “Cómo gobernar”. Lo advierte sobre personas en su reinado nombrando a Joab, Simei, y los hijos de Barzilai (1Re 2:5-9). “Dijo además David a Salomón su hijo: Anímate y esfuérzate, y manos a la obra; no temas, ni desmayes, porque Jehová Dios, mi Dios, estará contigo; Él no te dejará ni te desamparará, hasta que acabes toda la obra para el servicio de la casa de Jehová.” (1Cr 28:20). III. ORACIÓN FINAL (1Cr 29:10-20)