729 - David, su pecado y perdón. 2Sa 12:13

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

729 – 2Sa 12:13 David, su pecado y perdón. Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás. Hacia un año que David había pecado y su corazón estaba tan insensible a sus propios pecados que no se dio cuenta que él era el villano en la historia de Natán (2Sa 12:1-6). “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga” (1Co 10:12). La recaída nunca comienza con un acto abierto de culpa, sino en el secreto pensamiento del corazón. “Tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído” (Ap 2:4-6). Hubo una enorme diferencia entre la caída de Saúl y la de David, como entre la negación de Pedro y la de Judas. David escribirá el Salmo 51 después de esta caída. I. Su pecado. David se hizo culpable de adulterio y homicidio cometidos en 2Sa 11:1-27. El homicidio de Urías fue una sutil manera de cubrir la vergüenza de su pecado de adulterio con Betsabé. ¡A qué bajezas puede descender un hijo de Dios en un momento de descuido! Vemos la fidelidad de la Biblia al exponer, con arrugas y verrugas, las faltas y los fracasos de sus héroes. David fue arrastrado a la ciénaga del pecado por la influencia de una mirada en tiempos de ociosidad paseando por las redes sociales y la internet de la azotea de su casa (2Sa 11:2). Pero David no ha sido el único. Eva “vio” antes de tomar el fruto prohibido (Gn 3:6). La recaída de Lot comenzó cuando “vio… y fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma”, y también una mirada fue la ruina de su mujer (Gn 13:10; 19:26). La destrucción del mundo antiguo fue por la unión en yugo desigual cuando “viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas” (Gn 6:1-22). Cristo advierte sobre mirar: “Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.” (Mt 5:28). ¿quién será el primero en lanzar una piedra contra David? II. Su convicción. “Tú eres ese hombre” (2Sa 12:7). Esta flecha no fue lanzada al azar. Los que están viviendo en pecado no deben ser convencidos con una simple insinuación, sino que tienen que ser “compungidos [traspasados] de corazón” (Hch 2:37). Así como Cristo fue traspasado por nuestro pecado, así debemos nosotros quedar traspasados por la palabra de Dios (He 4:12-13). El pecado secreto de David estaba a descubierto delante de Dios: “Porque nada hay oculto, que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de ser conocido, y de salir a luz.” (Lc 8:17). Lo mismo que el pecado de Caín y de Acán, ningún medio humano podía cubrirlo. El mensaje enviado por medio de Natán era el idóneo, como lo son siempre los mensajes de Dios; y como Pablo, no temió el poder del rey. El mensaje de Dios, siempre debe darse con denuedo, con valentía (Ef 6:19, 1Ts 2:2). ¿No fue así el mensaje de Jesucristo? III. Su confesión. “Dijo David: Pequé contra Jehová” (2Sa 12:13). No busca ningún tipo de excusa, ni menciona ninguna circunstancia a favor, ni acusa a nadie de haber dicho el secreto al profeta. Está demasiado herido para ofrecer alguna resistencia. No dice: Pequé contra Urías, sino, Pequé contra Jehová. Cuando un hombre descubre que ha pecado “contra el cielo” (Lc 15:18), dejará de justificarse a sí mismo (Sal 51:4). Una conciencia muerta hace al hombre tan arrogante como el mismo Satanás. Job dijo: “He aquí que soy vil: ¿Qué te responderé?” (Job 40:4). La oración: “Dios, sé propicio a mí, pecador” es el incienso que asciende de los carbones encendidos de una convicción ardiente (Lc 18:13). IV. Su perdón. “También Jehová ha remitido [perdonado] tu pecado” (2Sa 12:13). Se cumplió que “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1Jn 1:9). 1. Fue inmediato. Tan pronto como hizo su confesión le fue declarado su perdón. “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Jn 1:29). He aquí la buena disposición de Dios para bendecir, tan pronto como el corazón del