727 - David, orando con acción de gracias. 2Sa 7,27
Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio
![](https://is1-ssl.mzstatic.com/image/thumb/Podcasts211/v4/4c/d2/9c/4cd29c74-c2bb-3dbc-ecfc-53754ddb7d69/mza_5797772391143400091.jpg/300x300bb-75.jpg)
Kategorier:
727 – 2Sa 7:27 David, orando con acción de gracias. Porque tú, Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, revelaste al oído de tu siervo, diciendo: Yo te edificaré casa. Por esto tu siervo ha hallado en su corazón valor para hacer delante de ti esta súplica. David había hecho un hallazgo, un gran hallazgo, de gran importancia. Y el hallazgo lo había hecho en su propio corazón. El hallazgo era un deseo de orar: un deseo del corazón, amor por la oración. ¿Tienes tú amor, afecto en tu corazón por la oración? Ésta es la forma más elevada de la oración. La oración comienza primero como cuestión de necesidad. Pero pronto debería llegar a ser una cuestión del corazón. El corazón dirigiéndose, elevado a Dios, y teniendo comunión con Él. David oró maravillado y con acción de gracias por la declaración soberana de Dios, el pacto de Dios con David (2Sa 7:16), al conceder la bendición divina a su linaje y a la nación. Esta oración de David con acción de gracias también está en 1Cr 17:16-27. David entiende que estas bendiciones habían sido conferidas a él y a sus descendientes para que Israel también fuera bendecido. Que ayudarían a cumplir el gran propósito de Dios, y sus promesas para toda la nación; y a la larga, para el mundo entero prometido a Abraham: “serán benditas en ti todas las familias de la tierra.” (Gn 12:1-3). “De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham.”(Gá 3:9). I. Humildad (2Sa 7:18-22) “Y entró el rey David y se puso delante de Jehová, y dijo: Señor Jehová, ¿quién soy yo, y qué es mi casa, para que tú me hayas traído hasta aquí?”. (2Sa 7:18). David reconoció con humildad los atributos de Dios: 1) La gracia inmerecida de Dios al aceptar la promesa de Dios, para extender su dinastía para siempre. ¿Quién soy yo…? David se sintió abrumado ante la promesa del Señor de que él traería su reino por medio del linaje de David. En 2Sa7:18-29, David se refiere a sí mismo diez veces como "tu siervo", reconociendo el título que había recibido de parte de Dios: "Mi siervo David" (2Sa 7:5). 2) La omnisciencia de Dios (Sal 139:1-6): “¿Y qué más puede añadir David hablando contigo? Pues tú conoces a tu siervo” (2Sa 7:20). 3) Con humildad acepta gozoso y da gracias por la soberana grandeza de Dios (Sal 66:3). “Todas estas grandezas has hecho por tu palabra y conforme a tu corazón, haciéndolas saber a tu siervo. Por tanto, tú te has engrandecido, Jehová Dios; por cuanto no hay como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos.” (2Sa 7:21-22). II. Un pueblo maravilloso (2Sa 7:23-24). David da gracias por el pueblo maravilloso de Dios: 1. Buscado, “Dios fue”. 2. Redimido, “Dios fue para rescatarlo”. 3. Reclamado, “Por pueblo suyo”. 4. Apropiado, “Para ponerle nombre”. 5. Honrado, “Para hacer grandezas a su favor” (Dt 33:29). 6. Eterno, “pueblo tuyo para siempre”. David reconoció la gracia inmerecida de Dios para con Israel. Todo el que ha experimentado la salvación por la gracia que Dios provee se pregunta maravillado como David: ¿Quién soy yo para que Dios tenga misericordia de mí? David seguirá dando gracias a Dios con los salmos (Sal 103:17-18). Ana dio gracias por la misericordia inmerecida de Dios cantando: “Mi corazón se regocija en Jehová,” (1Sa 2:1). María alabó a Dios porque había mirado “la bajeza de su sierva” (Lc 1:48). Pablo se consideraba el primero de los pecadores; pero daba gracias porque así Dios pudo mostrarle “toda su clemencia, para ejemplo de los que habían de creer en él para vida eterna” (1Ti 1:15-16). Y nos anima: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”(Fil 4:6-7). “Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias” (Col 4:2). III. Un corazón agradecido a Dios (2Sa 7:25-29). David aprendió la soberanía de Dios enseñada acá