721 - David entre los filisteos. 1Sa 27:2

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

721 – 1Sa 27: 2 David entre los filisteos. Se levantó, pues, David, y con los seiscientos hombres que tenía consigo se pasó a Aquis hijo de Maoc, rey de Gat. Por segunda vez David buscó refugio de su enemigo Saúl en el territorio filisteo (1Sa 21:10-15). El valiente guerrero que antes había vencido al gigante filisteo Goliat y había quitado la vida a sus diez miles filisteos ahora busca reposo en territorio enemigo ¿Acaso algunos creyentes dando prioridad a sus propios corazones, como el hijo pródigo, han emprendido un viaje a la provincia apartada y pagana? ¿Acaso algunos como David, durante las pruebas, han buscado el consuelo y la ayuda de los incircuncisos? “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra.” (Jn 8:7). Que David encontrara reposo entre los filisteos es para nosotros una mayor sorpresa que Saúl entre los profetas. Es triste ver al ungido del Señor dependiendo de un rey pagano para su protección, o a un hijo de Dios apartándose para su refrigerio a los placeres de este mundo. “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? “¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?” (2Co 6:14-15). I. Por qué David fue tentado. David dio este paso en falso porque: 1. Temió a los hombres. “Dijo luego David en su corazón: Al fin seré muerto algún día por la mano de Saúl” (1Sa 27:1). “El temor del hombre pondrá lazo.” (Pr 29:25). “Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para que tengas temor del hombre, que es mortal, y del hijo de hombre, que es como heno?” (Is 51:12). David, al perder la confianza en Dios, estaba negando su santa unción (1Jn 2:24). Y éste es un terreno peligroso. Fue ahí que estaba Saúl cuando cayó del favor de Dios (1Sa 15:24). 2. Se olvidó de Dios. Si no hubiera sido así, ¿cómo hubiera podido llegar nunca a decir: “Nada, por tanto, me será mejor que fugarme a la tierra de los filisteos”. ¿Por qué un hijo de Dios en el día de la angustia no debe buscar la ayuda de los impíos? ¿Acaso no ha dicho Dios: “De ningún modo te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre” (He 13:5-6). ¿No es esto mucho mejor? II. Cómo logra David sus propósitos: 1. Escapó a la persecución. “Saúl… no lo buscó más” (1Sa 27:4). Hay siempre dos formas de escapar a la persecución. La primera es mediante la ayuda de Dios enviando sus ángeles como ayudó a Pedro y a Juan estando encarcelados (Hch 5:19-20; 12:7-9), y la otra es recayendo en territorio enemigo, en los caminos del mundo. El mundo ama lo suyo. “Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado.”(He 12:12-13). 2. Se unió en yugo desigual con una persona incrédula. Está muy clara la manera en que esto sucedió, y era también muy natural. Primero de todo, “halló gracia ante los ojos” del rey de Gat (1Sa 27:5). Luego se reconoció a sí mismo como “tu siervo” y fue así ascendido a “guarda de la persona del rey” (1Sa 28:2). De esta manera, al negar su verdadero carácter como siervo de Dios, y sometiéndose a otro amo, David vino a quedar bajo un yugo desigual con un incrédulo. “¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?” (Ro 6:16). Cuando el hijo pródigo abandonó a su padre, y buscó alivio en la “provincia apartada” se vio forzado a “arrimarse” a un ciudadano de aquella tierra. (Lc 15:13-15). Los que recaen de corazón pronto se verán recaídos de conducta. Tenemos una evidencia infalible de que estamos “viviendo según la carne” cuando estamos más dispuestos a considerar lo que sería “mejor para mí’ (1Sa 27:1) que lo que será mejor para Cristo y su reino.