709 - Saúl, elegido rey. 1Sa 9:17

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

709 – 1Sa 9:17 Saúl, elegido rey. Y luego que Samuel vio a Saúl, Jehová le dijo: He aquí éste es el varón del cual te hablé; éste gobernará a mi pueblo. Israel dice al profeta Samuel: “He aquí tú has envejecido, y tus hijos no andan en tus caminos; por tanto, constitúyenos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones.” (1Sa 8:5). Samuel oró a Dios porque no estuvo de acuerdo con la petición del pueblo y Dios le responde: “Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos.” (1Sa 8:6-7). Samuel entonces trata de convencer al pueblo que desistiera y describe todas las desventajas de tener un rey (1Sa 8:10-18). “Pero el pueblo no quiso oír la voz de Samuel, y dijo: No, sino que habrá rey sobre nosotros; y nosotros seremos también como todas las naciones, y nuestro rey nos gobernará, y saldrá delante de nosotros, y hará nuestras guerras.”(1Sa 8:19-20). Israel ya no deseaba que el Señor fuese su guerrero; deseaban sustituirlo por un rey humano. Así fue que Israel rechazó al Señor. Dios concede la petición del pueblo y dice a Samuel “Oye su voz, y pon rey sobre ellos. Entonces dijo Samuel a los varones de Israel: Idos cada uno a vuestra ciudad.”(1Sa 8:22). Pablo enseña: “Luego pidieron rey, y Dios les dio a Saúl hijo de Cis, varón de la tribu de Benjamín, por cuarenta años.”(Hch 13:21). 1. La vida de Saúl. Es resumida en un solo día: La mañana de la vida de Saúl fue serena y resplandeciente, y llena de promesas; su mediodía fue nuboso y amenazador; su tarde fue fría, oscura y tempestuosa; la noche fue terrible con el turbión de la desesperación y de la negrura del suicidio. Comenzó su vida con un día de gracia, y la acabó con “la paga del pecado” (Ro 6:23). “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.” (1Co 3:16-17). “Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.” (1Co 6:20). 2. Obediencia sencilla. Saúl en obediencia a su padre salió a “buscar las asnas” (1Sa 9:3-4). Aunque Saúl “de hombros arriba sobrepasaba a cualquiera del pueblo”, veremos más adelante que fue desechado por Dios al no ser demasiado alto para obedecer a su Padre celestial. “Si me amáis, guardad mis mandamientos.” (Jn 14:15). Cuando los discípulos contendían acerca de quién debía ser el mayor en el reino de Dios, Jesús tomó a un niño, y lo puso en medio como ejemplo del verdadero espíritu de grandeza, diciendo: “Cualquiera que desee llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro sirviente” (Mr 10:44). 3. Atención filial. “Ven, volvámonos; porque quizá mi padre, abandonada la preocupación por las asnas, estará acongojado por nosotros” (1Sa 9:5). No estaba tan ansioso acerca de los objetos de su búsqueda como para olvidar los ansiosos pensamientos de un padre amante. Hay muchos hombres jóvenes que se van de casa en pos de negocios y se olvidan de los padres. “Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.”(Ef 6:2-3) 4. Disposición generosa. Cuando su siervo le sugirió que fueran a consultar al profeta acerca de las asnas perdidas, Saúl le recordó que “no tenemos qué ofrecerle al varón de Dios” (1Sa 9:6-7). Esto revela la naturaleza bondadosa de Saúl. “Acercándoos a Él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.” (1Pe 2:4-5). La mejor ofrenda para Dios es honrarlo con los dones, regalos que Él nos da. “¡Gracias a Dios por su don inefable!”(2Co 9:15; 1Sa 1:27-28). 5. Elegido rey. “Luego que Samuel vio a Saúl, Jehová