703 - Ana, cántico mesiánico. 1Sa 2:1

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

703 – 1Sa 2:1 Ana, cántico mesiánico. Y Ana oró y dijo: Mi corazón se regocija en Jehová, Mi poder se exalta en Jehová; Mi boca se ensanchó sobre mis enemigos, Por cuanto me alegré en tu salvación. La alabanza, regocijo de Ana es en reacción a la respuesta de Dios a su oración y probablemente fue expresada delante de la congregación de adoradores. El tema de la alabanza de Ana es su confianza en la soberanía de Dios. Ana alaba a Dios por Su santidad (1Sa 2:2), omnisciencia (1Sa 2:3), soberanía (1Sa 2:4-8) y justo juicio divino (1Sa 2:9-10). En contraste con la oración que procedió de su amargura (1Sa 1:10), Ana ora y canta de gozo en 1Sa 2:1-10. La idea destacada en la oración de Ana es que el Señor es un juez justo. Él había abatido a los soberbios (Penina) y exaltado a los humildes (Ana). Esta oración tiene semejanzas con el Cántico de David en 2Sa 22 y Sal 18: "poder", ("cuerno"), "refugio / roca", salvación / liberación (1Sa 2:1-2; 2Sa 22:2-3), sepulcro / Seol (1Sa 2:6; 2Sa 22:6), "tronar" (1Sa 2:10; 2Sa 22:14), "Rey”, y "ungido" (1Sa 2:10; 2Sa 22:21). María, en su cántico el Magnificat, usa el cántico de Ana por el nacimiento milagroso de Jesús. (Lc 1:46-55). 1. Ana alaba a Dios por su salvación (1Sa 2:1). “Y Ana oró y dijo: Mi corazón se regocija en Jehová, Mi poder se exalta en Jehová; Mi boca se ensanchó sobre mis enemigos, Por cuanto me alegré en tu salvación.” El alma de Ana estuvo angustiada escuchando al enemigo, ahora toda ella en su ser se entrega en alabanza al Señor para que el alma alabe a Dios con: su corazón, el centro del ser humano, y su poder, la fuerza de que disponía. Cuando el alma no quiera alabar a Dios dígale: “Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios.”(Sal 103:1-2). Podemos gozarnos todo el tiempo al conocer la soberanía de Dios: “esta es la confianza que tenemos en Él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, Él nos oye.” (1Jn 5:14). 2. Ana alaba los atributos de Dios (1Sa 2:2-3). “No hay santo como Jehová; porque no hay ninguno fuera de ti, y no hay refugio como el Dios nuestro.” Además de reconocer la salvación por parte de Dios reconoce la santidad de Dios. “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.” (Is 57:15). Luego alaba a Dios por ser una Roca firme, fuerte e inmutable. En nuestro agitado mundo, los amigos van y vienen y las circunstancias cambian pero el salmista igual que Ana enseña: “Te amo, oh Jehová, fortaleza mía. Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en Él confiaré; Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.” (2Sa 22:2-3; Sal 18:1-2). “Torre fuerte es el nombre de Jehová; a Él correrá el justo, y será levantado.” (Pr 18:10). Ana nos confronta cantando, usted colóquele música, para que no diga que la palabra de Dios es fuerte; recuerda a las Peninas (os), sea creyente e impío la omnisciencia y justicia de Dios: “No multipliquéis palabras de grandeza y altanería; cesen las palabras arrogantes de vuestra boca; porque el Dios de todo saber es Jehová, y a Él toca el pesar las acciones.” (1Sa 2:3). 3. La soberanía de Dios (1Sa 2:4-8). Los que se creen poderosos serán abatidos con lo más débil de Dios. “Los arcos de los fuertes fueron quebrados, y los débiles se ciñeron de poder.” (1Sa 2:4). “Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.” (1Co 1:25). El Señor puede cambiar por completo la situación de sus hijos. Ahora su rival Penina languidece “Los saciados se alquilaron por pan, y los hambrientos dejaron de tener hambre; hasta la estéril ha dado a luz siete, y la que tenía muchos hijos languidece.” (1Sa 2:5). Ana se regocija al estar en manos de